Secretary-General Ant—nio Guterres addresses during the Opening of the 40th session of the Human Rights Council, Palais des Nations. 25 February 2019. UN Photo by Violaine Martin
Por primera vez una agencia de ONU califica los hechos acaecidos en Venezuela como un ataque sistemático y generalizado a la población, en definitiva, verdaderos crímenes de lesa humanidad cometidos por Nicolás Maduro y sus cómplices. Foto de Violaine Martin para Naciones Unidas.

La Comisión para la Determinación de Hechos designada por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, presentó este 16 de septiembre, un impactante y documentado informe, que pone al descubierto el horror que vive la población venezolana frente a los desmanes del poder.

«En Sebin El Helicoide, la celda de mujeres estaba situada directamente debajo de una oficina utilizada por funcionarios del Sebin para torturar a personas detenidas, desde la cual las mujeres podían oír lo que ocurría en la oficina de arriba. Varias mujeres que habían sido detenidas allí describieron la gama de torturas que escuchaban regularmente contra hombres y mujeres, incluidas palizas, descargas eléctricas y asfixia con bolsas de plástico. En una ocasión, funcionarios del Sebin preguntaron a las detenidas si tenían alguna bolsa extra, que luego utilizaron para asfixiar a las víctimas. También vieron a personas maltratados cuando las traían por el pasillo al área de detención después de los abusos.» (Página 410 del informe de la Comisión para la determinación de hechos de la ONU para Venezuela).

Este 16 de septiembre se corrió la maltrecha cortina que inútilmente intentaba mantener oculta la espantosa realidad de la situación de los derechos humanos en nuestro país. Su corroída tela permitía ver al trasluz toda la barbarie que desde el poder, un grupo de individuos reñidos con la más elemental civilidad, perpetra contra la población que por dos décadas ha intentado —y sigue intentando— el restablecimiento de su libertad. Ese telón ya no existe y ha dejado al descubierto todo este horror que ha estremecido la conciencia del mundo libre.

Desde hace algún tiempo, gracias a la labor de varias ONG, abogados, periodistas, activistas, universidades, parlamentarios y especialmente las víctimas, se ha venido documentando la profunda crisis de derechos humanos que hemos venido atravesando. Informes de la OEA, de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, Unicef, FAO, OIT, Acnur, entre otras agencias, han venido publicando informes en los que se advierte sobre el retroceso de la institucionalidad en el país y la violación de todas las categorías de derechos, con las consecuencias que ello acarrea para el proyecto de vida de la población. La expresión más palpable de esta realidad, son los más de cinco millones de venezolanos que literalmente han huido de crisis humanitaria compleja que se vive en Venezuela.

Todos estos informes tienen en común, el señalamiento de la responsabilidad del Estado frente a la vulneración de derechos, la exhortación a la corrección de aquellas políticas públicas lesivas, y una serie de recomendaciones, que por cierto, caen todas en el cesto de los desechos a donde el régimen lanza todo aquello que no le interesa. Pero esta estructura, se rompe de forma significativa y definitiva, con el informe de más de 400 páginas que la Comisión independiente para la determinación de hechos designada por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, ha presentado al mundo este 16 de septiembre.

Cada folio de este informe, nos brinda la revelación y comprobación, de la existencia de la maldad en su estado más puro. Son relatos estremecedores, que por primera vez nos brindan, el quien, cómo, dónde y cuándo de los hechos más atroces que se pueden perpetrar contra los seres humanos. Queda expuesto lo que todos los venezolanos ya sabíamos que ocurre, porque lo hemos vivido, pero que muchas veces algunos en el contexto internacional no creían posible que estuviese pasando.

El horror ha sido sistematizado en un sólo texto: la dictadura ha quedado desnuda frente a sus propias atrocidades. De forma metodológica y con un importante sustrato de derecho penal, se acopia la información necesaria para que se de el paso que muchos de quienes estamos vinculados con la Justicia hemos estado esperando. Que de una vez por todas pasemos de la responsabilidad del Estado a la responsabilidad individual y de la narrativa de violación de derechos, a la de perpetración de crímenes de lesa humanidad, y así ha ocurrido.

No es un informe más, no es una simple enunciación de la maldad que moviliza al poder. Esto va mucho más allá. Los hechos dejan de ser abstractos, ahora las calles están identificadas, las casas allanadas tienen números, las víctimas tienen nombres y apodos y la valentía de relatar el crimen. Los autores están señalados, no sólo los que halaron el gatillo, los que aplicaron electricidad a detenidos, los que violaron a protestantes, los que desaparecieron a civiles, torturaron y persiguieron, también tienen rostro los que dieron las órdenes, facilitaron los hechos, los encubrieron y generaron la impunidad que hoy es el signo característico de nuestro país.

La palabra ‘sistemático’ adquiere particular preponderancia. Por una parte, alude al esfuerzo de los miembros de la comisión de acopiar, validar y contrastar la información, para finalmente plasmarla en un documento que desde ya es histórico. Pero además alude a un de los requisitos que fundamentan la existencia de un crimen de lesa humanidad. Para que sea tal, el hecho constitutivo de delito —de acuerdo con el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional— tiene que ser producto de un ataque sistemático y generalizado a la población civil. Es decir, que obedezca a cierto orden, racionalidad o patrón.

Por primera vez una agencia de ONU califica los hechos acaecidos en Venezuela como un ataque sistemático y generalizado a la población, en definitiva, verdaderos crímenes de lesa humanidad cometidos por Nicolás Maduro y sus cómplices al frente del poder usurpado, que aún mantienen sobre los cadáveres y la sangre de miles de venezolanos.

No quiero concluir sin referirme a la justa reivindicación a las víctimas. Sin sus testimonios, este importante paso no hubiese sido posible. Son la expresión de una población que a pesar de las calamidades por las que atraviesa, no se rinde y sigue visibilizando lo horrores que ha sufrido, a pesar de los peligros que esto acarrea en dictadura. Mi reconocimiento a los cientos y cientos de activistas de derechos humanos que contribuyeron con sus aportes. Sin su esfuerzo los integrantes de la Comisión no hubiesen logrado los niveles de detalle y verosimilitud de este informe.

Aún falta mucho por hacer pero hoy la comunidad internacional ya no puede dudar que una organización criminal detenta el poder en Venezuel, y que es inmoral que así se mantenga. Treinta millones de venezolanos no podemos seguir siendo sometidos por este grupo que además, sin escrúpulos, procura la desestabilización de las instituciones democráticas de la región. La justicia debe actuar, está en juego su legitimidad.

Seguiremos empujando para que avance en la dirección correcta, la de la aplicación recta del derecho, la que marca la evidencia, y que la justicia, sea instrumento para el retorno de la democracia y la libertad.

Publicado originalmente en el portal colombiano https://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-venezuela/sistematizando-horror-77156

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