La historia crece con la estatura moral de Brito, el hacendado que soporta todo y más con tal de no dar su brazo a torcer.

Escrito por la periodista y ensayista Faitha Nahmens Larrazábal, el libro editado por Cedice Libertad cuenta esta dramática saga de tenacidad, saña y silencio, cuyo final es una injusticia sin límites: la muerte de un luchador que defendió sus tierras ante el abuso del régimen. De eso trata Franklin Brito, anatomía de la dignidad. Diez años después, sigue vigente el reclamo de un hombre esquilmado.

La vida de Franklin Brito se convierte en asunto de interés nacional cuando un conflicto de límites borrosos en el fundo Iguaraya de su propiedad, ubicado en el estado Bolívar, deja de ser un asunto de equivocaciones de medidas para convertirse en un despropósito de injusticia y retaliación que afecta, durante una década, su trabajo, sus derechos y, por último, su vida. Y todo por haber propuesto fumigar unos terrenos de una manera ecológica y no como proponía el alcalde, con pesticidas cuya compra le habría resultado más lucrativo. Lo que parecía un quítame estas pajas saca a flote la calaña de unos funcionarios que se la juran. A él y a su tierra.

La historia crece con la estatura moral de Brito, el hacendado que soporta todo y más con tal de no dar su brazo a torcer. Si le pertenece su fundo ¿por qué usurparlo e impedirle su acceso? ¿Cómo es que incluyen Iguaraya en la lista de la lotería de haciendas desocupadas o improductivas? ¿Por qué despedirlos a él y a su esposa de sus trabajos? ¿Por qué no se oyen sus reclamos? Viene entonces a Caracas imaginando que los tribunales le darían la razón pero no sucedió. El conflicto se convierte en asunto de Estado que involucra ministros y al entonces presidente del país. Impensable que durara nueve años esta querella. Increíble que Franklin Brito muriera viendo solo la espalda de los que deberían administrar la ley.

Ridiculizado, con promesas que se cumplen a medias pero nunca reconocida su titularidad, y al cabo de nueve huelgas de hambre en el doloroso ínterin, este libro cuenta la saga de un hombre que defiende sus derechos, el de protestar, el de ser escuchado, el de propiedad, y la de una familia abandonada por la historia. Franklin Brito, anatomía de la dignidad, reconstruye la compleja trama de penurias, atropellos jurídicos, emocionales, legales y psicológicos y económicos que los afectó para siempre. Y cómo todo se enredó cada vez más.

Fallecido el 30 de agosto de 2010, ahora se cumplen diez años de este cruento pasaje de la historia del país. Los cuatro hijos y la viuda entienden que perdieron Iguaraya, el fundo donde intentaron cambiar de vida y donde Franklin Brito perdió la suya, con 33 kilos de peso.

Reportaje largo que expone nuestro sistema, retrato del país mezquino y un espejo donde vernos, Franklin Brito, anatomía de la dignidad está suscrito por la periodista Faitha Nahmens Larrazábal que fotografía la barbaridad desde la no ficción. Así pasó lamentablemente, nos pasó a todos. Brito duele todavía.

Con este aporte del Observatorio de Derechos de Propiedad de Cedice, que edita esta investigación, se espera que se abra una reflexión sobre la importancia de este derecho humano fundamental tan golpeado en Venezuela y que es la base para la prosperidad de los ciudadanos.

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