Walesa, la esperanza de un pueblo 1
Las protestas laborales, las exigencias políticas y la fuerza del catolicismo son los factores que impulsaron al líder sindical en el film de Wajda.

Ganador del Oscar de la Academia de EEUU y del Oso de Oro del Festival de Berlín, el maestro polaco Andrej Wajda tenía una deuda con el hombre que estuvo a la cabeza de un sindicato ilegal en los años setenta en Polonia y lideró la huelga general que en 1980 retó la autoridad de Edward Gierek, secretario general del Partido Obrero Unificado Polaco, y del primer ministro Wojciech Jaruzelski y cuestionó la supremacía de Leonid Brezhnev como hombre fuerte en la Unión Soviética. Ese hombre, después premio Nobel de la Paz en 1983 y presidente de Polonia de 1990 a 1995, constituye el personaje principal de Walesa, la esperanza de un pueblo (2013), la más reciente película de un cineasta universal notable sobre un líder mundial también notable.

Desde mediados del siglo pasado, Wajda ha cubierto buena parte de la historia del cine polaco y universal. Junto a la generación de cineastas que reúne a Krzysztof Zanussi, Jerzy Skolimowski, Jerzy Kawalerowicz, Roman Polanski y Krzystof Kieslowski, entre otros grandes realizadores, Wajda estructuró una producción que pronto llamó la atención del mundo. Autor de piezas notables como Cenizas y diamantes (1958), Todo está en venta (1969), Paisaje después de la batalla (1970), La tierra prometida (1974), El hombre de mármol (1976), El hombre de hierro (1981), Danton (1983) y Katyn (2007), entre muchas más, este director nacido hace 88 años en Suwalki se convirtió en el cronista político y social de un país marcado primero por la invasión nazi y luego por el reparto de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

Una década antes de que el sindicato independiente e ilegal Solidaridad llamara la atención del mundo con la huelga de julio de 1980, los trabajadores polacos habían comenzado una ola de protestas ante la terrible situación económica. En diciembre de 1970 las manifestaciones fueron reprimidas brutalmente. Apenas dos años antes, las tropas de la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia habían invadido Checoslovaquia. Aquel periodo de reclamos laborales y sociales fue el comienzo del fin de la hegemonía comunista en Polonia y en el resto de los paí­ses europeos de la órbita soviética. No en balde el film de Wajda sobre el líder que transformó el curso histórico de su país y de buena parte del mundo comienza con una mezcla de imágenes de archivo y de recreación de aquellos momentos tormentosos. Esa propuesta visual —casi documental— de su primera secuencia define el carácter de Walesa, la esperanza de un pueblo, evidente homenaje del realizador al sindicalista católico que ayudó a impulsar —sin saberlo entonce— la caí­da del Muro de Berlín en noviembre de 1989, hace 25 años.

La entrevista que le hizo la célebre periodista italiana Oriana Fallaci en 1980 atraviesa el film como hilo conductor de su evolución como líder de los trabajadores. Un diálogo reconstruido para ofrecer una visión humana y comprensiva del dirigente obrero que en aquel momento era un misterio. Walesa era un electricista, trabajador de los astilleros de Gdansk, que escandalizó al mundo cuando afirmó no haber leído un libro en su vida. No obstante, ese mismo hombre tuvo el talento político para liberar Polonia del yugo soviético. En esta reconstrucción adquiere un valor fundamental la religión católica en los tiempos de Juan Pablo II y su visita a Varsovia. Una época dominada por el conservadurismo de Ronald Reagan en los Estados Unidos y Margareth Tatcher en el Reino Unido. El tono biográfico del film pretende ofrecer un retrato riguroso y objetivo del personaje central, aunque se torna evidente la admiración de Wajda por Walesa.

Ambientada muy hermosamente en la empobrecida Polonia de aquellas dos décadas, la película culmina con el famoso discurso de líder obrero convertido en político tras la caí­da del Muro de Berlín. Uno de los grandes aciertos de la película se halla en las interpretaciones de Robert Wieckiewicz, soberbio como el líder sindical, y especialmente de Agnieszka Grochowska, como su esposa Danuta, quien expresa la energía de esta mujer, madre de seis hijos que apoyó a la lucha de su marido en todo momento. El otro gran acierto se encuentra en la esplendida fotografía de Pawel Edelman, que supo combinar la reconstrucción dramática de aquellas luchas con un tono de documental histórico.

Wajda saldó esa vieja deuda.

Bajo la organización del Trasnocho Cultural, Gran Cine e Ideas de Babel, el miércoles 12 de noviembre se realizará un Cine Encuentro con Walesa, la esperanza de un pueblo, de Andrej Wajda en el Paseo 2, a las 7:30 pm. El tema central será el sindicalismo como instrumento de cambio político. Después de la proyección hablará Alfredo Padilla, abogado, conocedor del movimiento sindical y director general de la Asociación de Trabajadores, Emprendedores y Microempresarios. El presentador y moderador será Trino Márquez, sociólogo y editor de Ideas de Babel.

WALESA, LA ESPERANZA DE UN PUEBLO (Walesa. Czlowiek z nadziei), Polonia, 2013. Dirección: Andzrej Wajda. Guion: Janusz Glowacki. Fotografía: Pawel Edelman. Montaje: Milenia Fiedler y Grazyna Gradon. Elenco: Robert Wieckiewicz, Agnieszka Grochowska, Iwona Bielska, Zbigniew Zamachowski. Distribución: Gran Cine.

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