Alencart con la estatua dedicada a Virgilio, en Mantua
Alencart con la estatua dedicada a Virgilio, en Mantua.

Esta idea inicial vengo a consignarla después de haber concluido la página que sigue: ¿es que he hecho una traducción del traducir? Esquivaré, para que sea posible mirar hacia una instancia más de interrogación que de fijezas, las citas en ejemplo de los siete poemas inéditos (un verso, una estrofa, un fragmento) que se insertan en la antología Para después / Per il domani (Betania / Hebel, Madrid-Santiago de Chile, 2018), de A. P. Alencart en traducción a la lengua italiana realizada por Gianni Darconza: “Bucólica”, “Fama”, “La mitad de mi alma”, “Nos patriam fugimus”, “Advertencia para envidiosos”, “Querencia” y “Labor omnia vincit II”.

Y es que esta nueva selección poética de Alencart ha venido a mí envuelta en el aura de un haz de alusiones, la asimilación y el diálogo de y con una tradición que al hablante de las lenguas de sustrato ibero le es en mucho extraña —aquí vaya la “lectura dantis”— como no sea por el “Cancionero de la Vaticana”. Y antología general que en cierta medida estaba leída por la obra anterior así enmarcada,  ahora parecería querer acercarse a un Libro de Horas, o un Palimpsesto de su propio e infatigable quehacer.

Es, pues, la Antología un nuevo y distinto pero ya conocido mirador al verso todo suyo, que por tantas y tantas vías nos va llegando, pero incluye en las citadas composiciones inéditas desde un diferente historial intelectual, y sus lazos con creaciones canónicas de la versificación, entre clásicos decires alegóricos, y motivos de la antigüedad, para en la ausencia del propio presente natural, ganar en significaciones y razón de vida que el lector pueda darles…

El conjunto es de armonía en las concitaciones, pero, la presente recensión viene a ser una “glosa” al corpus viejo de Alencart, en el escenario de lo a él incorporado con estas inéditas composiciones… La cuestión es que pasar de una lengua a otra no lo es de un vocabulario a otro equivalente, sino dar el salto a otra concepción de mundo, sensibilidad, modalidades de lo cultural, pensamiento y actitud en distintas visión y versión de la vida.

Y me han mostrado otro acervo distante al suyo usual; me han hablado, y ellos entre sí —poemas que, para los lectores próximos a Alencart apareció en la revista digital Crear en Salamanca’, como siempre tan bellamente ilustrados— para una original y a la vez renovada mirada. Al lado de ellos, sus motivos de siempre…

Pero de los poemas todos, una observación, y es la ya célebre de que “la poesía no es traducible”, sólo que sí debe serlo, pero con matizaciones. ¿Una traducción es traslado literal de palabras, o es paráfrasis, o es una versión, recreación o transposición, las cuales más darían a ver del traductor que del autor? No tendríamos acceso a obras de otras lenguas, ni nuestras obras podrían ir a ellos: de ahí su validez en el cruzarse de tonalidades y espíritu de las lenguas ajenas una a otra.

Los siete poemas inéditos son el hilo de un complejo sistema de alusiones, a veces medievales, otras renacentistas y algunas actuales, que une a la naturaleza y a la tradición de un pasado latino que es cada día más actual, de donde Alencart extrae su mérito.

Nombres sí: Dante, Virgilio, etc. Pero —y tal la novedad— entre la atmósfera americana. Y justo es recordar que al darse el Renacimiento en Italia, España se embarcó, por el mundo colonial de América, en el inevitable regreso a “otra” Edad Media, gracias a la cual se hizo posible el “Español de América”. Entonces los poemas se ven envueltos en otra atmósfera. Muy significativa selección dada a otras manos, antecedida de otras traducciones suyas a otras lenguas, esto es trasvasada en lección dada por la Modernidad, desde que Baudelaire tradujo a Poe, y de norteamericano lo hizo europeo.

Este del poeta español e hispanoamericano en medidas diversas es un libro de la actuación del mito en la conciencia que ahora se ve libre de él, y aun así consigna su existencia y su gravitación, con el pasado de la lírica y lo futuro de un destino ya trazado gracias el arado que abrió los surcos a las lenguas romances.

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