Si se anima a emular al andariego chef Anthony Bourdain, quien se mete despojado de prejuicios en cuanto establecimiento existe, acérquese al chinatown caraqueño cualquier domingo por la mañana, a partir de las 7.00 am hasta el mediodía.

Lo ideal es ir en grupo porque un desayuno chino, como el resto de las comidas, consiste en multisápidos y variados platos en porciones relativamente pequeñas, que según la milenaria costumbre se comparten. Ni se le ocurra  pedir café, sabe horrible. Lo que se estila es beber té verde, rojo, negro o jazmín, cuya calidad, por cierto, es bastante estándar.

Ubicado en El Bosque, el Centro Social Chino amerita una visita a vuelo de pájaro. Allí venden vegetales frescos e ingredientes básicos de las antípodas. Colindando a dicho centro hay para escoger cuatro restaurantes:  Chinese Dinasty, Lai King, El Chef Chino y Casa Deli (este último suspendió el desayuno hace un año).

La mayoría de los comensales tienen los ojos oblicuos como el personal que toma las órdenes. Al momento de hacer el pedido vaya al grano, aquí no se habla pío de español. Lo práctico es que se dirija al buffet y solicite lo que le apetezca. Cada antojo se lo anotarán en un cartoncito.

La gastronomía es cantonesa, puesto que la mayoría de los paisanos provienen de esa región. A la vista hay incontables cuencos, cestas de vapor y platicos con preparaciones como torticas, empanaditas, pasteles, rellenos de cochino, mariscos, pollo, vegetales, maní, jengibre, granos, etc.

Hay humeantes sopas con o sin wonton que lucen apetecibles, que no así las paticas de gallina que se preparan en diferentes modalidades. Hay cochino laqueado en lonjas, panza de res hervida con trocitos de porcino, cestas de bambú con pan chino relleno de caraotas y un largo etcétera.

Lo que más gusta al paladar occidental es el Dim Sum término cantonés que puede traducirse como «ordenar hasta satisfacer al corazón» o «tocar el corazón». Consiste en una serie de pasapalos riquísimos. Hay unos envuelticos hechos con fina harina de arroz fritos o al vapor, que cubre un picadillo de camarones, langostinos o carne de cerdo. La masa es translúcida, permitiendo ver el contenido. Las mini empanaditas son también deliciosas. Los abrebocas se acompañan con una delicada salsa agridulce y salsa de ciruela.

En postres, como el resto de los países asiáticos, la oferta es limitada y su nivel de azúcar es ideal para diabéticos. Sorprende que el chocolate aún no lo hayan descubierto. Hay bolitas de auyama con huevo; de coco rellenas de ajonjonjolí; pastel de ocumo con aspecto de cartón corrugado; gelatina de castaña de agua y trozos de un ponqué versión Cantón.

Ambiente: el diseño de los restaurantes es ultra convencional. Hay lamparitas rojas por aquí, un dragón por allá. El único que se sale de la formula convencional es Lai King. Parece una fantasía lusitana con pretención versallesca, poblado de columnas y espejos.

Donde mejor se come es en Chinese Dinasty. Pregunte allí por Carolina, la chica es un primor y habla español mejor que usted y que yo. Por último, llegue temprano ya que la comida está recién hecha y el ambiente es chin chan chun.

Los restaurantes quedan en la Av. Principal de El Bosque. Urbanización El Bosque. De lunes a sábado  funcionan desde las 11:00 a.m. hasta las 11:00 p.m. Los domingos de  12 del mediodía hasta las 9 de la noche. Hay servicio de valet parking.

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