La democracia es una enorme, prolongada y siempre inacabada construcción. ¿Cual fue la primera piedra, cuantos ladrillos se han puesto; cuantos se han descolocado y sustituido por falsificaciones? Esa es la travesÃÂÂa de la democracia.
Julio Borges fue acertado, cuando en su discurso inaugural como Presidente de la Asamblea Nacional (Enero 2017), se puso historiador y recordó los acuerdos y esfuerzos que llevaron a consolidar una Junta Patriótica y el derrocamiento de la fuerte dictadura de Pérez Jiménez, el 23 de Enero de 1958.
Es muy pertinente seguir ese ejercicio histórico, para revisar logros y fracasos relevantes, en donde la diferencia entre unos y otros, la pone la existencia de alianzas y acuerdos, o la ausencia o abandono de esos pactos.
Yendo un poco más atrás, ilustra mucho el caso de la caÃÂÂda del gobierno democrático de Rómulo Gallegos quien, estrenando la primera constitución que contemplaba la elección universal, directa y secreta, obteniendo una contundente victoria con 74,4 % del electorado, fue sin embargo derrocado a los ocho meses por un golpe militar, favorecido por la feroz conflictividad y desencuentro entre los nacientes partidos polÃÂÂticos de entonces. Después del 58, los partidos se percataron de ese error y concurrieron a sellar el llamado Pacto de Punto Fijo que permitió, no solo al gobierno de turno, sino al sistema polÃÂÂtico de partidos y poderes públicos separados, que pudieran resistir y sobrevivir a los encarnizados ataques de sus enemigos de entonces.
La Coordinadora Democrática de 2002 congregó a la CTV, Gente del Petróleo, Fedecámaras, varias ONG, y los disminuidos partidos de entonces y llevaron a un paro general masivo, que condujo a la salida del Chávez, ya desatado en autoritarismos, y persecusiones. Lamentablemente esa alianza se desarticuló a las 24 horas, cuando una facción pretendió tomar y ejercer el poder (golpe de Estado), para sucumbir estrepitosamente unas horas más tarde.
Costó recomponer una nueva Coordinadora. Se constituyó la Mesa de la Unidad Democrática, una alianza más robusta, configurada por un grupo de partidos en desarrollo. Este relanzamiento de la oposición democrática llevó a un proceso de elecciones primarias que, en ese espÃÂÂritu de alianza, condujo a la escogencia de un candidato unitario para enfrentar al presidente militar, populista salvaje, ya reelecto, llevando entonces al paÃÂÂs a un nuevo cuadro polÃÂÂtico, con una oposición a la par del ‘proceso’ chavista, perdiendo las elecciones por escasos puntos porcentuales.
El año 2014 vivimos una virtual división, con una propuesta liderada por Leopoldo López, que llevó a su detención, a una prolongada y costosa lucha de barricadas en las calles y a la renuncia de la directiva de la MUD.
En el año 2015 se estableció como objetivo las elecciones para la Asamblea Nacional y, con una nueva directiva en la MUD, se logró reagrupar a la oposición en la tarjeta de la UNIDAD, que obtuvo la importante victoria del 6-D. Otro elocuente ejemplo de la necesidad de actuar en una modalidad de alianza de partidos y grupos polÃÂÂticos ante el poderoso enemigo que es este régimen, todavÃÂÂa equipado de fuertes recursos materiales, burocráticos y de manipulación social.
El año 2016 se decide emprender un plan para la salida del Ejecutivo y las instituciones por él anexadas. Después de una deliberación en la oposición, se decide la estrategia de lograr el Referendo Revocatorio al Presidente, a lo cual se entrega con fervor, tanto las organizaciones partidistas, las ONG y la ciudadanÃÂÂa democrática, venciendo â€â€Âtenaz y hasta heroicamente los obstáculos que el régimen fue colocando… hasta la radical y descarada negativa del gobierno a realizar elección alguna, sabiéndose perdedor, forzado en consecuencia, a despojarse de su máscara legal y demócrata. Hasta acá, otro capÃÂÂtulo de estrategia exitosa, basada en un funcionamiento concertado de los grupos y personeros polÃÂÂticos opositores.
Vino la opción del diálogo; un escenario polÃÂÂtico de discusión y confrontación, que no fue honrado por el régimen, creando una amarga parálisis nacional.
La dirigencia opositora se ha mantenido en un inexplicable y frustrante silencio, que mantiene a la oposición desconcertada, huérfana de liderazgo y de un plan de lucha, que todos deseamos y necesitamos urgentemente, dado el nivel de penurias, que este gobierno no está en condiciones de resolver sino empeorar, con sus lineamientos de revolución cubana y en su persistente afán de dominación, que solo genera daño, destrucción y persecución.
Hay quienes siguen proponiendo dialogar. Otros, muy lúcidos, sostienen que el diálogo urgente y fundamental es al interior del ámbito opositor, sus lÃÂÂderes, sus bases, sus propuestas, sus preferencias, sus intereses, etcétera.
Creo que no hay que inventar una nueva MUD sino reencontrarse en ese foro, recomponer, reflotar y actualizar el espÃÂÂritu de una alianza necesaria e imprescindible, con planes y estrategias a la luz de este nuevo escenario de un régimen cerrado y negado a procesar los conflictos con los modales democráticos de una mesa de discusión realista. El régimen está ciego a su derrota el 6D, a su nueva realidad minoritaria y decadente, a la incompetencia e ingobernabilidad generalizada en su gestión, a lo crÃÂÂtico y agudo del sufrimiento social y al rechazo casi total de la gente al gobierno. Por lo tanto, ciegos, sordos y mudos a negociar.
El reto que tiene la dirigencia opositora, es encontrarse y encontrar fórmulas a la medida de las nuevas circunstancias acumuladas, lo cual requiere una gran madurez, responsabilidad y reciedumbre, especialmente para ver y valorar la fortaleza que reside en la alianza polÃÂÂtica y los desmayos y extravÃÂÂos que ocurren en su ausencia, como los tiempos  han demostrado.
Todos los ciudadanos entusiastas que salimos a votar el 6 de diciembre por la democracia, que tenazmente hicimos y repetimos colas para pedir el Referendo Revocatorio, que concurrimos millonariamente el 1 de septiembre a mostrar nuestra voluntad y deseo de cambio, esperamos que la dirigencia democrática unida, haga su papel de conducir esta poderosa locomotora mayoritaria y renovadora, al buen puerto de la expulsión de esta plaga destructora y corrupta. Es un reto de gran envergadura. Es lo que corresponde lograr entre todos.