Comida saludable
Cuando se persigue como objetivo nutricional la salud, es recomendable buscar que al menos 80 a 90% de las calorías se incorporen a través de estos alimentos.

Según la Real Academia Española, verdad es la ‘propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna’. Es una palabra que utilizamos diariamente, pero muchas veces tendemos a menospreciar su significado.

Si trasladamos este concepto a la órbita nutricional, podríamos decir que #comidadeverdad es todo alimento que se mantiene en sus características naturales.

La #comidadeverdad no está atada a eslóganes, partidos o filosofías de vida. Nace de la necesidad de rebelarse y luchar contra este sistema perverso que busca alimentarnos pero no nutrirnos.

La #comidadeverdad es todo alimento que mantiene sus propiedades nutricionales y no se ha visto vulnerado por el procesamiento industrial: frutas, verduras, frutos secos, semillas, carnes sin procesar, huevos, leche, legumbres, café, infusiones y las especias. Cuando se persigue como objetivo nutricional la salud, es recomendable buscar que al menos 80 a 90% de las calorías se incorporen a través de estos alimentos.

Es innegable la importancia que ha tenido el procesamiento industrial en determinado período de la historia humana: potabilizar el agua o pasteurizar la leche son algunos de los hitos más importantes que ha logrado la industria alimenticia para preservar la salud.

Sin embargo, conjuntamente con estos enormes avances, se ha logrado embestir las propiedades de los alimentos, alterar nuestros paladares y provocar un deseo inherente por comer productos de escaso valor nutricional, sumamente dañinos para nuestro organismo y, en algunas circunstancias, sus métodos de producción también conspiran contra el cuidado del medioambiente. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) cataloga a estos inventos industriales como ultraprocesados.

En un informe publicado en 2016, la OPS establece una serie de ejemplos sobre lo que considera ultraprocesados:

Las papas fritas en paquete y muchos otros tipos de productos grasos, snacks empaquetados, salados o dulces; helados, chocolates y caramelos; panes, bollos, galletas (galletitas), pasteles y tortas empaquetados; cereales endulzados para el desayuno; barras «energizantes»; mermeladas y jaleas; margarinas; bebidas gaseosas y bebidas «energizantes»; bebidas azucaradas a base de leche, incluido el yogur bebible de fruta; bebidas y néctares de fruta; bebidas de chocolate; leche «maternizada» para lactantes, preparaciones lácteas complementarias y otros productos para bebés; y productos «saludables» o «para adelgazar», como sustitutos en polvo o «fortificados» de platos o de comidas.

Consumir esporádicamente ultraprocesados no constituye un problema. El problema está en que una gran parte de la población lo consume de forma diaria.

Los ultraprocesados vinieron para quedarse, es un hecho. Pero erradicar su consumo de la alimentación diaria debe ser el puntapié inicial que cualquier persona debe dar si quiere llevar adelante una vida saludable.

Muchos ignorarán este mensaje y se excusarán bajo el pretexto de que «de algo hay que morir» pero, como decía Stephen Howking: «Incluso la gente que afirma que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, mira antes de cruzar la calle».

Publicado originalmente en http://dialogopolitico.org

 

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