
Especial para Ideas de Babel. La verdad es desnuda, no tiene miedo. No tiene nada que esconder. Es pura, porque no milita en la doblez.
Es un joven desnudo enfrentando a las armas de una dictadura. Su valor es poderoso porque nadie se esperaba a alguien dispuesto al combate desde el espíritu total. Sin ninguna protección. No le hizo falta la ropa, sólo la carne, los huesos y la sangre de su poderosa imaginación. Sólo llevaba un magro cuerpo que nos recordó a Jesucristo. Su piel iba crucificada de perdigones. HIzo lo que tenía que hacer.
Se marchó entre la refriega, el humo, los disparos y el humo, leve y amparado por el amor de un pueblo que jamás olvidará su épica, digna y gloriosa. Ese joven desnudo es nuestro símbolo y representa lo más hermoso, valeroso y determinado de esta nación combativa. La paciencia y la resistencia que desgasta progresivamente al enemigo. No podrán con nosotros.
De tanto sufrir, ahora somos espartanos que no le tenemos miedo a la muerte. Desde el poder totalitario, desde el pánico que tienen los que lo conforman refugiados en los bunkers, burlarse de la gesta de este joven, de este ángel sublime y de alas afiladas es despreciable, pero la hora del poder brutal llegará y será trágica para sus protagonistas. No podrán esconderse ni en las cárceles. El sueño los ha abandonado y el tormento es una pantera negra que los acecha por entre los bosques de la noche.