Irma Cuevas
Qué barbaridad! 600 redes batidas. Y no se cansa: “Me piden 100 más”, dice esta delantera centro del Guaraní. Esa alegría goleadora la comparte a sus 40 años (y un poquito) con una ilusión de niña: “Me voy a Disney, a ver a Mickey”. También gracias al balón.

La voz de Irma, que llega por una llamada de WhatsApp, es una fiesta. Habla corto, deslizando las palabras, con esa cadencia particular de los paraguayos, y se ríe, carcajea en verdad, con facilidad.

Nacida en Pirayú (su documento de identidad dice que en 1976), una localidad rural a 50 kilómetros de Asunción, la capital, a la que llegó para estudiar Educación Física. Del pueblo se trajo esa maleta de goles.

—Me dicen que es la gran goleadora paraguaya.

—Exactamente, señor.

—¿Y dónde empezó a jugar?

—En mi pueblo, en Pirayú, y mi sueño era meter muchos goles. En el recreo de la escuela con 6 o 7 años ya jugaba con mis compañeritos. Solamente fútbol es mi vida.

—¿Por qué le gusta tanto?

—Somos una familia deportista. Mi papá jugaba en la selección de Pirayú y mi único hermano también jugó, llegó a la primera local pero se lesionó.

—Esa cuenta goleadora ¿cuándo comenzó?

—Estudiaba en la Escuela Nacional Educación Física y jugaba en un club de Barrio Obrero que se llama Nacional.

—¿De qué año habla?

—En 1997 se hizo un torneo experimental que organizó la APF (Asociación Paraguaya de Fútbol), fui a presentarme y quedé en el equipo. Ese año salimos campeonas y metí 25 goles.

—¿Los primeros?

—Si, y luego con la selección paraguaya, con la UAA (Universidad Autonóma de Asunción), salimos campeones 12 años, luego Conmebol hizo la Libertadores y fui con mi equipo.

—¿Cuántas Libertadores, cuántos goles?

—Cuatro y 7 goles por ahí.

—El partido con más goles.

—Hice 25 en un juego.

—Tantos!, pobre rival…

—Era un equipo de Villa Hayes

—¿Quién llevaba la cuenta de tantos goles que ha marcado?

—Yo hice mi curriculum desde que empecé a jugar en Nacional. En una carpeta, en hojitas, iba anotando todo, y ahora me piden 100 más para llegar a 700.

—¿Y lo logrará?

—Claro que sí, con la ayuda de mis compañeras.

Irma Cuevas con un grupo de “chiquitos” en la Escuela de la Secretaría Nacional de Deportes de Paraguay donde entrena. (Cortesía Secretaría Nacional de Deportes)

—¿Sus goles cómo son? Los más típicos.

—Con la derecha, pero uso la zurda, con la cabeza, de cualquier lado.

—¿A quién admira?

—De Paraguay a Saturnino Cardozo y a Marta de Brasil, jugué una final de Libertadores contra ella, en 2009

—Y la perdieron.

—Sííí… la perdimos.

—Y la posibilidad de jugar afuera, ¿la hubo?

—Si, cuando estuve en Nacional los dirigentes tenían un empresario que me quería llevar a a Francia, pero era mentira, entre ellos murmuraron todo, nadie habló conmigo.

—Ahora jugadora de Guaraní, ¿por cuánto tiempo más?
—Desde hace una temporada, y este año voy a empezar como entrenadora de la juvenil porque el año pasado terminé el curso de directora técnica, pero quiero jugar todavía.
—¿Puede vivir del fútbol?
—Recibo algo del club, trabajo como docente del Ministerio de Educación, y en la Secretaría Nacional de Deportes soy entrenadora en una escuela de fútbol para los chiquitos.
—¿A qué más aspira?
—Me llamaron de la APF para ser del cuerpo técnico en un torneo interescolar del interior que se llama Guaraní de Fortuna, ganamos, luego jugamos contra equipos de Asuncion y fuimos al torneo sudamericano y salimos vicecampeon. Ahora vamos al torneo de verano en Estados Unidos en julio.
—¿Primera vez en el Norte?
—Sííí, es en Disney, voy  a ir a ver a Mickey.

Y se ríe. Se carcajea, en verdad.

Javier Conde/@jconde64

Publicado origialmente en futbolella.com 

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