Sal Delmar 2

Se sabe que la sal marina es la preferida de los amante de la buena mesa, tanto por razones gastronómicas como por motivos de salud. No sólo enriquece los sabores de los alimentos sino que aporta los 84 oligoelementos presentes en el agua del mar, además del yodo y el flúor que se le agrega por mandato de la Organización Mundial de la Salud. Este tipo de sal producida orgánicamente también mantiene magnesio, yodo, manganeso, zinc, calcio, potasio, entre otros micronutrientes.

Hasta hace poco en Venezuela la sal marina —usualmente importada— se conseguía en ciertos establecimientos a un precio mayor que la sal común que conocemos, pero ahora existe una opción criolla más económica y de la misma calidad bajo la marca Delmar que proviene de las aguas del Caribe. La empresa que la elabora se llama Sal Marina Caribe de Venezuela, para que no exista duda de su origen y su elaboración. Una empresa de capital privado venezolano cuyas instalaciones con tecnología de punta están renovando un mercado con 25 años sin inversiones.

La calidad de este producto se fundamenta en su proceso de producción pues —como explica Miguel E. Tsoukatos Altuna, presidente de la firma— “la materia prima llega directamente del mar hasta nuestra planta y nosotros llevamos a cabo un proceso no invasivo que no altera la composición natural de esta sal marina, porque es por acción mecánica”. La única intervención adicional que se realiza, durante el proceso, es la incorporación de yodo y flúor, elementos profundamente beneficiosos e indispensables para el cuerpo de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cuya cantidad está establecida en Venezuela por las normas Covenin, una exigencia que se cumple cabalmente.

Delmar se presenta en un tradicional empaque de un kilogramo pero también dispone de un salero de sal fina de mesa y un salero de sal gruesa, indicado especialmente para parrillas, ambos de 500 gramos.

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