Es insoslayable la lectura y examen del libro del periodista Ramón Hernández, El asedio inútil (Caracas: Editorial Libros Marcados, 2009. 236 p.) en el que nos ofrece una vasta conversación con el historiador Germán Carrera Damas. A sus ochenta años, cumplidos este año, nació en Cumaná el 28 de mayo de 1930, estos paliques nos ponen frente al signo de madurez que lo caracteriza, lo propio de la sociedad intelectual: mientras más años de trabajo, de lecturas, de estudios, de reflexiones, de escrituras se juntan más hondo es el pensador. Este no es oficio solo del fulgor de la juventud sino de la constancia día a día de toda una vida. Y puestos a buscar la esencia de lo que es Carrera Damas debemos señalar que él es el reinvindicador, en la sociedad democrática, de la necesaria libertad para la investigación histórica, su libro El culto a Bolívar (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1969. 310 p.) es el más citado.

Siempre ha propiciado una historia estudiada con sentido crítico: «reclamo más respeto al sentido crítico de quien lee historia» (p.178). Pero ha insistido siempre que la historia tiene sus propios fueros: «es implacable con quienes creen trazarle el rumbo» (p.193). Es por ello nuestro primer metodólogo de la historia en su Aviso a los historiadores críticos (Caracas: Ediciones GE, 1995. 447 p.) Ha sido el creador de términos para la interpretación de nuestra historia como ahora lo veremos, tal la categoría de la «tropicalogía» por él esbozada, única forma de entender nuestra historia de nación situada en el trópico.

Epígrafes

Entrando en el análisis de los contenidos de El asedio inútil encontramos en su conversa con el periodista observaciones que bien se podrían tener como epígrafes para el estudio de nuestra memoria colectiva. Tal “La fuerza más poderosa del desarrollo de la sociedad es la continuidad del esfuerzo constructivo” (p.16); la necesidad de “Gobernar no mandar” (p.24); su observación que “Ninguna sociedad es democrática por decreto” (p.25). O aquello de que “Solo puede ser tolerante el fuerte… No hablo de fuerza física, sino de convicción, firmeza, lucidez, claridad” (p.146).

Núcleos fundamentales

Núcleo fundamentales de su reflexión, evidentes en El asedio inútil, es qué si como dice “La república está en asedio” (p.5) considera a este “un asedio inútil”. ¿O es inútil solo asedio de Chávez y su gente a la historia? O está en asedio el sistema republicano porque ”No les basta con mediatizar la democracia…necesitan abolir la república”(p.5).

Y los interrogamos: ¿cuál es la pervivencia de la democracia entre nosotros?¿Por qué solo desde el 18 de Agosto de 1863, día del Decreto de Garantías y no desde 1810 proclamación de la emancipación?¿El 18 de Agosto de 1863 no se reconfirma el 14 de Febrero de 1936?

Por cierto el “Decreto de Garantías” fue redactado por Guillermo Tell Villegas (1823-1907), notable jurista, miembro del gabinete no por Antonio Guzmán Blanco (1829-1899) quien estaba aquel día de viaje a Europa. La firma de Villegas, ministro aquel día, está al pie del documento

La ideología de reemplazo

Otra de las creaciones intelectuales de Carrera Damas, llena sin duda de genialidad, es lo relativo a lo que denomina “la ideología de remplazo”, provocada desde 1945 con el enfrentamiento “entre el capitalismo democrático y el socialismo autocrático”(p.87) y surgida plenamente tras la desaparición del socialismo autoritario en 1989, con la caída del Muro de Berlín.

En el período 1945-1989, de la Guerra Fría, la URSS pidió a los pueblos: “Dame tu libertad y te daré bienestar”(p.116), así sustituyeron “la realidad por visiones, por figuraciones”(p.126). Esas mismas, ideologías del reemplazo, fueron las que aparecieron, en el mundo de la izquierda, ya sin ideales ni consignas, tras la caída del Muro de Berlín(Noviembre 10,1989).

Chávez

Para Carrerra Damas el presidente Chávez manda ”El barco de los locos” (p.77) en la cual domina “El militarismo-bolivarianismo es una ideología de reemplazo. El vacío generado por la crisis del socialismo”(p.128). Así “los náufragos del socialismo autocrático se convirtieron en el vagón de cola del tren histórico del militarismo” (p.129).

Y surgen frente al hegemonía de Sabaneta las constantes preguntas: por qué no quiso jurar la constitución (p.33); es un ¿hombre de derecha?, ¿un monárquico?, ¿pór qué solo mira al pasado? ¿Lo desea restaurar? Ello es un anacronismo.

Así Carrera Damas vuelve a uno de los conceptos por él creados para el examen de nuestra historia: la República Liberal Autoritaria frente al proyecto de la República Liberal Democrática. Y señala frente a Chávez: “Hemos vuelto a la República Liberal Autocrática, pero disfrazada de socialismo. El militarismo tradicional disfrazado de socialismo” (p.75). Pese a ello el presidente actual no han logrado controlar la Iglesia, la opinión pública y la juventud, que es donde “anida la democracia” (p.136).

La república liberal democrática

Con relación a la República Liberal Democrática, e incluso dentro del nuevo liberalismo universal, se puede plantear una interrogante: ¿se puede pensar que en este revivir del liberalismo muchas de sus opiniones, expresadas en el siglo XIX, sobre todo para nosotros, en el venezolano, han vuelto a estar vivas, si es que alguna vez dejaron de estarlo?

Rómulo Betancourt

Sobre Rómulo Betancourt (1908-1981) señala la magnitud democrática que tuvo el estatuto electoral del 15 de Marzo de 1946: ciudadanía, formación de los ciudadanos. Pero, preguntamos, ¿todavía vivimos en medio del ‘analfabetismo político’?¿Fue eso lo que llevó a los venezolanos a confundir el régimen socio-político con la administración?. Aquí su juicio sobre la personalidad de Betancourt es fundamental para comprender todo ese proceso.

Democracia

En 1984 llegamos a la plenitud del régimen democrático, régimen más longevo que el paecismo, el guzmancismo y el gomecismo. Y ello fue producto de un proyecto cuyo esencia estaba en “modernizar el estado profundizando la democracia”(p.26), “la nuestra entró en una crisis cuando comenzaba a formarse, pero no ha desaparecido” (p.41).

“Hace diez años vaticiné que en dos o tres generaciones Venezuela sería la primera sociedad democrática de América Latina. A pesar de todo lo que estamos viviendo, mantengo ese vaticinio. La tenacidad demostrada por la porción democrática de la sociedad venezolana es insuperable. Su consolidación es indudable”(p.158). Hoy ”La República está en peligro, no la democracia, que está viva en la gente”(p.212) porque la nuestra es una sociedad democrática que lleva diez años resistiendo (p.77). Y aparecerá en ella lo que Carrera Damas denomina “la ola de fondo”: ”Tengo la impresión de que nosotros estamos en la inminencia de una ola de fondo. ¿Cómo va a ser? ¿Será violenta, sangrienta, palaciega? No sé, pero va a ser. Tengo ese presentimiento” (p.42).

Por ello la conspiración de Chávez contra el régimen democrático es tiempo perdido. “Su asedio a la democracia es inútil. No queremos ser súbditos ni seguidores, sino ciudadanos, seres capaces de arbitrar su destino” (p.230), líneas con las que se cierra el libro.

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