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Ella es una Nelly que no puede revelar su identidad pero debe convertirse en otra Nelly.

Pelí­culas sobre el Holocausto —ambientadas antes, durante o después de ese oprobio histórico— hay muchas. Casi constituyen un género que ha ofrecido tanto piezas maestras como obras mediocres. Un género que se enlaza con el cine sobre la II Guerra Mundial y, más especí­ficamente, sobre el nazismo. Vertientes muy vinculadas pero que no son sinónimas. Respetados cineastas franceses, británicos, italianos, polacos, daneses, finlandeses, suecos, estadounidenses y latinoamericanos han trabajado el tema y sus consecuencias en el plano í­ntimo y en el colectivo. En cambio, son pocos los realizadores alemanes que han acometido el tema. Recuerdo filmes notables como El tambor de hojalata (1979), de Volker Schlöndorff, sobre la novela de Gunther Grass, El matrimonio de María Braun (1978) y Lili Marlen (1981), ambas de Reiner Werner Fassbinder, La caída (2004) de Oliver Hirschbiegel, Hannah Arendt (2012), de Margarethe von Trotta, y la muy reciente Phoenix (2014), de Chistian Petzold, un cineasta que con solo seis películas ha construido un espacio propio en el cine contemporáneo de su paí­s. Su ojo creador lo tiene puesto en su cultura y su historia. Su film anterior, Barbara, es una demoledora disección de la República Democrática Alemana (RDA) en su declive final.

Lo que diferencia Phoenix que se acaba de mostrar en el IX Festival de Cine Judío de cualquier otra pelí­cula sobre el Holocausto sea alemana o no reside en la metáfora del renacer desde el infierno, aplicada a una persona y a toda una nación. Es lo que sucede con Nelly Lenz y la Alemania de la posguerra, dividida, castigada, irreconocible. Esa cantante judí­a desfigurada y sobreviviente de Auschwitz quiere avanzar hacia su futuro sin renunciar a su pasado. Desea ser la misma de antes, con el rostro de antes, con el amor de antes, pero sabe que está condenada a no ser reconocida como lo que había sido. Esa certeza se revela en su decisión de seguir el juego de su antiguo esposo Johnny, llamado ahora Johannes, quien no la identifica como su mujer pero que le propone que la sustituya. Ella es una Nelly que no puede revelar su identidad pero debe convertirse en otra Nelly. Una mujer duplicada. Un ser humano que debe renacer como el ave fénix. El sí­mil con la Alemania vencida, dividida y herida de entonces es evidente.

El punto de partida del film de Petzold se halla en la decisión de Nelly de someterse a una difí­cil operación de cirugí­a estética que le permita recomponer su rostro, es decir, volver a su pasado. Pero una vida es mucho más que un rostro. Una vez superado su paso por el quirófano y desoyendo los consejos de su amiga Lene, opta por permanecer en un Berlí­n ahora en ruinas y en aparente desmemoria del inmediato pasado. Está obsesionada por reencontrar a su marido, un pianista que tal vez fuera el que la denunciara por judía, pero al que sigue amando. Por eso intenta parecerse cada vez má a la mujer del pasado, aunque su rostro sea ahora distinto. Cuando ambos se encuentran, no se reconocen. O tal vez se trate de un truco, para no hurgar en las verdades y mentiras de un ayer que marcó las penas del presente. Pero Nelly, (extraordinaria creación de Nina Hoss, actriz fetiche del director) está empeñada en la reconstrucción no solo de su aspecto fí­sico, sino de un terrible ayer que sigue sumergiéndola en el pánico. En este sentido, Phoenix recuerda, en especial, a El matrimonio de María Braun, de Fassbinder, fundador, junto a otros realizadores, de lo que se llamó el Nuevo Cine Alemán en los años setenta.

Petzold adaptó Le retour des cendres (El regreso de las cenizas), una de las más notables novelas del francés Hubert Monteilhet. Comparte con su film anterior, Bárbara, que recibió muy buena crí­tica, el mismo asunto: la asunción del sentimiento de culpa del pueblo alemán ante la historia nazi vivida por este país pero enterrada en un olvido comunitario. Este sentimiento se encuentra en Bárbara, cuya trama se desarrolla en 1978, en pleno período de la existencia de la RDA y en Phoenix, en los meses inmediatos al final de la II Guerra Mundial, concretamente en junio de 1945, en el Berlí­n ocupado por los aliados, cuando aún están reapareciendo personas que se creí­an muertas o desaparecidas.

Su trama expone las terribles acciones cometidas por muchos alemanes durante la guerra. Fue el mismo Johnny quien denunció a su mujer a la Gestapo para obtener un beneficio miserable. En contraste, es muy sugerente la relación entre Nelly Lenz y Lene Winter (Nina Kunzendorf), la mujer del Comisariado para la Recuperación de judí­os que han sufrido bajo los nazis. Existe cierta ambigüedad en los sentimientos de Lene hacia Nelly. Lene la ayuda y consigue que Nelly acceda a marchar a Israel pero antes desea convencerla de que la operación a la que ha sido sometida no ha sido para ‘reconstruir’, algo imposible sino para ‘recrear’ su cara. Esta sutil diferencia marca todo el relato y Nelly habrá de aceptar que eso es así­ a lo largo del mismo.

Hay momentos muy importantes, como la visita de Nelly acompañada por Leneâ a su antiguo hogar. Allí­ ve reflejada en un espejo roto que descubre entre las ruinas. También el ambiente sórdido del club Phoenix donde Johnny trabaja y al que el film debe su tí­tulo. Y la notable escena final cuando Nelly le pide a Johnny que toque al piano la hermosa canción Speak low de Kurt Weill que ella cantaba en el Berlín de 1943 antes de que la confinasen en el campo de exterminio.

Petzold evidencia una pericia narrativa inusual al filmar una historia de amor profundo de un modo realista que roza la irrealidad. También la actuación de Nina Hoss como Nelly contribuye a hacer creí­ble esta historia increí­ble: una mujer misteriosa, profundamente enamorada de su marido al tiempo que ella es también objeto de irresistible atracción para otras personas.

PHOENIX (Phoenix) Alemania y Polonia, 2014. Dirección: Christian Petzold. Guion: Christian Petzold y Harun Farocki, sobre la novela de Hubert Monteilhet. Fotografía: Hans Fromm. Montaje: Bettina Baµhler. Música: Stefan Will. Elenco: Nina Hoss, Ronald Zehrfeld, Uwe Preuss, Nina Kunzendorf, Michael Maertens, Uwe Preuss, Imogen Kogge, Eva Bay, Kirsten Block, Megan Gay, Valerie Koch.

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