Ni cerca ni lejos sino mucha más allá
Su trama sencilla expone dos países cuyas fronteras separan más por la intolerancia de sus dirigentes y sus hombres de armas, lo cual causa la ruptura de sueños y esperanzas.

Por años, he pensado que el teatro infantil aparte de entretener, divertir o generar un rato de solaz para el niño o la niña, debe conllevar bien sea un mensaje o una serie de valores que, de forma directa o indirecta, toque la recepción del infante.

Es cuestión que el teatro no sea visto desde esta temprana etapa de formación de la mente, del espíritu o de la personalidad/carácter del niño o niña como una fórmula para evadir o pasar el rato los fines de semana cuando sus padres le llevan a las salas o auditorios teatrales.

No, creo que el teatro para la niñez deberá comprometer un sentido de transformar con agrado, de moldear con apego a principios morales y éticos como de ser medio para crear un real encuentro de esa persona que, lentamente, empieza a integrarse como miembro de una sociedad.

El que sea o no entretenido, que le permita pasarla bien por espacio de una hora o algo más, que las formas expuestas sean digeribles o aprehensibles no excluye ese vital compromiso de formarlo como un ciudadano consciente, de un ser social capaz de discernir auténticos valores, aun más en lo que entendemos como este tiempo y esta forma de ser latinoamericana.

Aunque toda opinión o reflexión de cuál debería ser la función o papel del teatro infantil en estos años del siglo XXI, lo cierto es que, algunos grupos y colectivos teatrales sí lo están asumiendo, más allá del aspecto formal de la escritura de textos como su escenificación. En tal sentido, un joven autor teatral (Isaia Arel Herrera) así como un novel grupo de teatro (Fundación Cultural Art3) han logrado exponer con tino y reflexión que, el hecho de entretener o divertir —tanto a la infancia y la juventud como a todos los miembros de la unidad familiar que se acercan al teatro como fórmula de distracción de fin de semana— logra conjugar la concreción de una propuesta poseedora no solo de ese guiño para el público sino de un mensaje que cala en la recepción de todos.

Me refiero al digno espectáculo Ni cerca ni lejos sino mucho más allá que ha contado con la dramaturgia de Arel Herrera y ha sumado los textos de Orlando Rodríguez y Antonio Avellaneda. En su fondo temático se aborda el asunto de la violencia desde esa necesidad de cuestionarla ya que es factor beligerante que rompe y separa a pueblos, países y sociedades. Su trama sencilla expone dos países cuyas fronteras separan más por la intolerancia de sus dirigentes y sus hombres de armas, lo cual causa la ruptura de sueños y esperanzas. Solo el amor y la aceptación del otro harán que la reconciliación sea ese nexo vital para vivir en paz.

Trabajo de puesta en escena llena de sinceridad tanto para los aspectos formales de los elementos que integran lo visual como la escenografía de Oscar Salomón, pasando por el diseño de vestuario a cargo de Oscar Salomón, Marcela R. Lunar y Fundación Cultural Art3 y así los aportes en materia de diseño gráfico de Edward Parúh, el maquillaje de Wilson Medina y Oriana Hernández, la autoría de las canciones de Isaia Herrera y los arreglos musicales dada por Carolina Fernández.

Pero sobre todo, la entrega histriónica de conjunto que supo articular con eficacia, las orientaciones de la dirección que, con poco, logra mucho, es decir, hay ritmo en las escenas, equilibrio escénico a lo que debían dar o articular en lo coreográfico y una marcada intención dramática que sumo quilates hacia lo que el espectador esperaba recibir en la platea.

Como coda a esta nota, daré un efectivo aplauso a las caracterizaciones ofrecidas por la plantilla actoral conformada por Rossirely Rodríguez, José Briceño, Wilson Medina y Adrián Jiménez. Todos sumados en un acto de compenetrada responsabilidad de sus papeles y con esa soltura que dio a cada escena y cada momento de la representación ese toque de frescura que los niños y niñas saben agradecer. Ni cerca ni lejos sino mucho más allá fue una propuesta que reconozco como efectiva, real y necesaria para un tiempo en que nuestra infancia necesita de un buen teatro que le otorgue positivos mensajes.

*Publicado originalmente en http://bitacoracritica.blogspot.com.co/

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