Nueva crisis de los museos venezolanos y el destino de sus colecciones

El reciente anuncio del actual Ministro del Poder Popular para la Cultura —en el sentido de que ha decidido trasladar todas las colecciones de obras de arte de los museos nacionales a los depósitos de uno de ellos— debe ser objeto de una cuidadosa evaluación y una inmediata atención por parte de la comunidad cultural del país.

Esta medida atenta definitivamente contra la razón de ser de los museos, como garantes y administradores de colecciones del más diverso tipo, que le permiten proyectarse a la sociedad como instituciones de servicio público de extraordinaria potencialidad e impacto social.

Desde las últimas décadas del siglo XX, a la par del surgimiento de un número significativo de instituciones del más variado espectro, el proceso de desarrollo y profesionalización de los museos venezolanos empezó a ser reconocido nacional e internacionalmente. Durante todo este tiempo, el museo venezolano se consolidó como referencia internacional, entre otros aspectos, por el crecimiento y continua articulación de sus colecciones, su dinámica expositiva y la sólida vinculación con su entorno.

Sin embargo, después de un período de sostenido aumento y diversificación de sus audiencias, hacia los últimos 11 años los museos venezolanos han estado a merced de cambios arbitrarios asociados a una tendencia de centralización de la gestión político administrativa del país. La pérdida de su autonomía funcional y programática y la progresiva sumisión a determinados lineamientos doctrinarios, muy alejados de sus funciones artístico patrimoniales, han desdibujado su misión, debilitando su capacidad de convocatoria, el impacto social de sus servicios, la calidad en sus exposiciones y su otrora valiosísima producción de materiales de apoyo a la educación. De manera injustificada, durante una década de ingentes recursos en el erario público, las colecciones de estos museos asediados por la centralización, se han estancado y desactualizado.

El vaciamiento de sentido de nuestras instituciones museísticas que hoy se intenta consumar con esta nueva medida centralista, tiene un antecedente en la promulgación por parte del Ministro Sesto de una Fundación Nacional de Museos en 2005, como instancia supramuseo que asumió desde entonces el control de las funciones de los museos nacionales y su programación.

Al unísono con la creación de esta supraestructura, se impusieron en los museos estrategias que debilitaron el trabajo de los especialistas, rechazando sistemáticamente las prácticas curatoriales, eliminando las juntas directivas y consejos consultivos, que velaban por el buen funcionamiento de las instituciones y el mantenimiento y constante impulso de sus infraestructuras y, muy importante, la conservación y complementación de las colecciones, de acuerdo al perfil de cada museo.

Según el ICOM, el Consejo Internacional de Museos de la UNESCO, la existencia de una colección es parte definitoria del concepto mismo del museo, base de su existencia. Una razón de ser que impulsa sus funciones definitorias: para conservarla, investigarla, comunicarla y exhibirla con fines de estudio, educación y deleite, como testimonios materiales del ser humano y sus valores identitarios. Alejar la colección del museo heriría gravemente su esencia. ¿Es posible concebir museos sin colección y colecciones museísticas sin museo?

Aparte de las sobradas razones que fundamentan la ineludible condición de que cada museo preserve y difunda el patrimonio del cual es responsable, existen sobradas razones tecnicas y de seguridad. No es funcional, ni conveniente, ni seguro tener los patrimonios de todos los museos en un solo depósito. Un incendio, inundación o terremoto resultaría una tragedia nacional. Pero, más cotidianamente, el movimiento frecuente de las obras las pondría en el riesgo seguro de los traslados mismos.

Además, si el Ministro actual ha reconocido públicamente que “el manejo de la Fundación fue pésimo, porque se creó un equipo por encima de los museos…”, ¿cómo puede pretender ahora dejar este valiosísimo patrimonio de los venezolanos a cargo de una estructura tan ineficiente?

Los museos deben recuperar la figura de Fundaciones de Estado que les fue arrebatada al colocarlos bajo la égida única de la FMN. Deben seguir siendo instituciones del Estado, no del gobierno, y las razones humanísticas, técnicas, artísticas, la historia de una cultura y de sus obras no debe estar nunca al antojo, autoritario y cambiante, de un gobernante temporal.

Para cumplir con su imprescindible misión de conservación y difusión del patrimonio cultural se debe garantizar a los museos tanto el manejo de sus colecciones —base de su identidad y fortaleza institucional— como una amplia libertad de creación, autonomía programática y sustentabilidad financiera.

Nuestro país requiere y exige que sus museos, orgullo de muchas generaciones, sean respetados como bastiones de nuestra identidad, diversidad y pluralidad cultural. En ese sentido es que los abajo firmantes alzamos nuestra voz de  enfático rechazo a la decisión de despojar a los museos nacionales de sus colecciones y su traslado a los depósitos de la sede, aún inconclusa, de la Galería de Arte Nacional.

Exhortamos a las autoridades culturales a derogar esta medida y a tomar otras que permitan la recuperación y el fortalecimiento de estas instituciones fundamentales para la vida cultural del país.

* Si están de acuerdo con este documentos pueden sumarse a las miles de personas que hemos firmado en defensa de nuestros museos, colocando sus nombres y cédulas de identidad  en firmasmuseo@gmail.com. Gracias a todos.

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