Mi gran boda griega 2
La enseñanza de ambas películas es aceptar tus raíces y apreciar tus orígenes.

Cuando una película tiene cierto éxito, hay discusión sobre hacer una secuela. Con mirar la taquilla actual se observa cómo la gente enloquece por películas de superhéroes una y otra vez.

Mi gran boda griega se estrenó en 2002, convirtiéndose en un éxito silencioso y una referencia cultural universal; 14 años después llega la secuela. Ésta demuestra que el cine es un negocio, donde quieren sacarle jugo hasta el último centavo. Pero acertaron al reunir el dream team de la primera, sólo por esta reunión valió la pena hacer la película.

Mi gran boda griega 2 toma lugar unas cuantas cosechas después de la última vez que vimos a nuestra familia ficticia favorita. Toula Portokalos-Miller (Nia Vardalos) e Ian Miller (John Corbett) están enfocados en su hija adolescente, Paris (Elena Kampouris), quien está a punto de ir a la universidad. Mientras Toula trata de combinar sus labores de madre, esposa e hija dentro su familia pintoresca, otra boda griega empieza a suceder, reuniendo (aún más) a la familia. A la secuela regresa Kostas «Gus» Portokalos (Michael Constantine), Maria Portokalos (Lainie Kazan), y la Tía Voula (Andrea Martin).

Esta película es apta para el disfrute de toda la familia. Se plantea las interrogantes típicas de la sociedad moderna, y las responde con mucha integridad. Es una de las pocas referencias positivas de un grupo filial, siendo un logro de por sí el promover los valores que tanto escasean.

Cinematográficamente, la original tiende a ser mejor que sus secuelas, sólo porque la historia se sostiene por sí sola. Sin embargo, en lo que respecta a franquicias, esto es lo mejor que se puede lograr. La autorreferencia y bromas son inevitables, al repetir una fórmula exitosa. Los parlamentos ocurrentes incluyen Windex, el origen de una palabra y los comentarios sin filtro cortesía de la Tía Voula. Logra todo lo que promete el tráiler. Mi gran boda griega (la primera) está en el Olimpo de las comedias, sin intención de doble sentido. Transmite tanto risas como ternura, opuestos que no siempre están en una misma historia.

MGBG 2 es una combinación poderosa en medio de comedias vacías y fabricadas. En el corazón de este filme está Michael Constantine, cuyo carisma salta en la pantalla. Su interpretación esta vez fue tan memorable como la anterior. Sus abilidades como actor no se han debilitado al envejecer. La otra actriz que se roba el show es Andrea Martin (Aunt Voula), cuyo dinamismo no tiene límites; si la comedia fuera un deporte olímpico, Andrea tendría una medalla de oro. Interpreta a la tía honesta que le encanta avergonzarnos con frecuencia, pero que no podemos evitar amar. Otro personaje importante es la Abuela (Bess Meisler), una mujer de casi 100 años que transmite haciendo muy poco. Andrea Martin no ha envejecido en 14 años, no puede decirse lo mismo de Bess o Michael.

A la audiencia le encantará cerrar el ciclo que viene desde la primera con estos personajes tan queridos. Vemos a los nietos imitando a su abuelo y conocemos más detalles de los primos de Toula. Es la familia favorita de EEUU desde los Brady en los setenta. La enseñanza de ambas películas es aceptar tus raíces y apreciar tus orígenes. Resuena con personas de distintas procedencias, no sólo griegos. Es sobre amar a tu, a veces, entromedtida o molesta, familia, porque así es como te dicen «te quiero y me importa». Si la audiencia no vio la primera MGBG, esta no será disfrutada como se merece. No se molesten en ver la secuela nada más, se han saltado una generación.

La consistencia permea todos los aspectos de esta secuela, un rasgo deseable en una franquicia. El tono se mantiene tanto en actores, como música, locaciones, vestuario y hasta el estilo de los créditos. La consistencia es tal, que a veces se repiten viejos problemas, la similitud literal falla cuando se repite una dicotomía que la primera ya resolvió. Los extremos son contraproducentes, por lo que deben haber ciertas licencias creativas para que el storytelling sea redondo en una película, siempre manteniendo similitudes con la original. Ésta es una pequeña falla en medio de risas y ternura a borbotones.

El equipo creativo tiene la pasión necesaria, empezando con Nia Vardalos que escribió ambos guiones en base a su propia familia griega. El director de la más reciente pieza es Kirk Jones (Nanny McPhee, Están todos biem), una generación más joven que el anterior, Joel Zwick. Las tomas debían acomodar a varios personajes, con bastantes planos conjunto. El ritmo dinámico se establece gracias a secuencias cortas que van cambiando, nunca se queda demasiado en una misma escena. La paleta de colores es rica con una iluminación cálida típica del género de comedia. Los productores también son los mismos en ambos largometrajes, Gary Goetzman, Rita Wilson y Tom Hanks, bajo las productoras Playtone, Gold Circle Films y HBO Films. Esta es la consistencia deseada para que una película tenga corazón y éxito. Es una historia eficiente dentro de un negocio comercial, un balance rara vez logrado en el Hollywood estos días.

Cuando las adaptaciones de cómics se hacen tan comunes, es que la comedias con corazón se vuelven maá necesarias. Con sus sutilezas, nunca paran de enseñarle a nuestra sociedad. MGBG2 es un 4.5/5, sólo detrás de su predecesora (Mi gran boda griega 5/5).

*Publicado originalmente en www.vivianrusso.wordpress.com.

https://vivianrusso.wordpress.com/2016/04/03/my-big-fat-greek-wedding-2-commercial-but-efficient/

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