Maisanta
El proyecto debe su origen a un cuento que se quiso hacer legendario por haberlo contado Hugo Chávez.

Maisanta (2016), la más reciente película de la Villa del Cine, lleva como subtítulo Nace la leyenda. Y se trata literalmente de eso, de una leyenda, porque no está claro si Pedro Pérez Delgado, el personaje real a quien hace referencia el título por su apodo, fue un revolucionario o ‘el último hombre a caballo’, como también se lo conoció. O puede que haya sido un simple bandolero con aura de héroe popular, algo así como un cangaceiro brasileño, una de las figuras engañosas en las que cree hallar la liberación Manuel en Dios y el diablo en la tierra del sol (Deus e o diabo na terra do sol, 1964) de Glauber Rocha.

El proyecto debe su origen a un cuento que se quiso hacer legendario por haberlo contado Hugo Chávez. El difunto presidente aseguraba que Maisanta era su bisabuelo. Eso fue motivo más que suficiente para que el culto a la personalidad lo haya convertido en protagonista de una película de la Villa del Cine, que ha hecho filmes sobre Simón Bolívar, Francisco de Miranda y Ezequiel Zamora.

Al menos el título es claro al establecer una distinción entre próceres y leyendas.

También es lo contrario del realismo la representación del Llano venezolano —planos aéreos de rebaños de ganado, exhibición de pericia en la doma de reses, atardeceres espectaculares, arpa, cuatro y maracas, entre otros lugares comunes—. Así se ambienta la historia, no en la época y el lugar reales en los que se desarrolló, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, sino el universo de un melodrama populachero de hombres sencillos y recios, buenos para las faenas del campo y el manejo de las armas, donde las jóvenes son inocentes, las damas audaces, las madres santas y seductores malvados los ricos; un mundo de lazos de sangre, de los que se derivan conflictos por cosas del honor. La fantasía es coronada por la presencia en ese Llano de un ser sobrenatural: el Silbón.

Pero por eso mismo la película es un síntoma muy real de la Venezuela de hoy. Es por la manera como la leyenda expresa una mentalidad que refleja la resistencia de un país feudal, de señores de la guerra, a la modernización que aplastó a los caudillos alzados. Si Maisanta tiene algún valor es como documento del retorno de esa manera de pensar en la ‘revolución bolivariana’ —sin críticas como las del film de Glauber Rocha ni de ningún otro tipo—, tanto por lo que respecta a la exaltación de la figura del protagonista como por su real o presunto parentesco con Chávez, y también por la confusión de la fantasía con la historia, lo cual es característico del discurso mitómano de los líderes populistas.

Y no solo documenta Maisanta esa mentalidad retrógrada, esa crítica que no deja de tener algo de razón, por lo que respecta a los ríos de sangre derramada en nombre del progreso, pero lo que hace es anhelar un pasado mítico que ni fue mejor ni existió. Lo poco que se ha sabido sobre los muchos problemas que hubo en la realización de la película es la consecuencia en la práctica de semejante rechazo de la modernización, que incluye no entender los procedimientos básicos de la gestión de proyectos, ni la distinción entre el tipo de relación que establece un contrato de trabajo y el vínculo de lealtad que une al amo con el vasallo, por ejemplo. Pero es así como hacen las cosas los revolucionarios de a caballo.

MAISANTA, NACE LA LEYENDA, Venezuela, 2016. Dirección: Miguel Delgado. Asesores de dirección: César Bolívar, Román Chalbaud. Guión: José Antonio Varela, José Luis Varela. Producción: Ana Bonilla. Dirección de arte: Mirella Parisca, León Padilla. Fotografía: Gerard Uzcátegui. Montaje: Lucia Lamanna. Sonido: Frank Rojas. Música: Federico Ruiz. Elenco: Gabriel Mantilla, Ramón Roa, Alberto Alifa, Beatriz Vásquez, Karina Velásquez, Daniela Bueno, Jesús Cervó. Distribución: Amazonia Films.

 

About The Author

Deja una respuesta