Para bien o para mal, los hombres nos revelamos cuando hablamos — o pensamos o escribimos o soñamos— sobre el universo femenino. La ternura o el desprecio, la afectividad o la enajenación, la esperanza o la incertidumbre conforman emociones y posturas definitorias del ser masculino ante la mujer. Como lo ratifica El regalo de Pandora, nuevo conjunto de relatos de Héctor Torres que mantiene una firme y a la vez sutil coherencia narrativa a partir de historias muy diversas en las que ellas son protagonistas o motores de la trama. Algunas veces se manifiestan desde una perspectiva masculina —pareciera la del propio narrador— y en ocasiones se exponen desde la mirada de muchachas que conocen sus dramas o albergan sus ensoñaciones. Cada cuento es autónomo y traza su propia ruta pero en todos mora esa actitud cómplice y pícara de un escritor con mucho que decir.

Son diez cuentos que fluyen sin fronteras. A veces el lector puede pensar que los personajes de uno de ellos pertenecen a otro relato, pero en definitiva son distintos, tanto en situaciones dramáticas como en la definición de sus personajes. Uno de los que más me atrapó es «Las miles de gotas que salen de una regadera», quizá por la precisión con que maneja el punto de vista masculino sobre Fabiola o sobre la demencia de la cotidianidad en un rincón urbano donde las identidades se confunden. También el trágico destino en una moto de «Marlenys nunca sueña en Caracas», narrada desde una tercera persona que observa el inevitable devenir de una chica. O la óptica íntima de un hombre frente a la tentación femenina en «Ese que llaman Cervantes». Cuando acaba cada cuento, uno puede esperar la continuidad en el siguiente, pero de inmediato Torres pone los límites. Ciertamente polariza sus historias entre lo masculino y lo femenino.

Como en su novela La huella del bisonte (2008) y sus otros volúmenes de cuentos, el escritor caraqueño se sumerge en las aguas todavía misteriosas de la sexualidad sin apelar a consideraciones morales. Un erotismo vivido desde las propias necesidades de ellas pero también a partir de sus requerimientos afectivos. Lo cual conduce a la caracterización del hombre, con sus miedos o sus ansias, o a la identificación con otras mujeres. Todo permanece en ese campo de dilemas que llamamos amor para simplificar —de forma fatua— la complejidad que nos engaña en las emociones.

Torres nunca condena a sus personajes. Sólo los pone a actuar entre las páginas, con disimulada seducción, sin afanes de control, como si fuese alguien conocido. Son seres humanos que hablan o se expresan o actúan desde adentro, a manera de confesiones no anunciadas. Pero esta vez no rodea las féminas juveniles sino el espacio de la diversidad en edad y condición social. En la lucha, en la victoria y en esos instantes de sosiego que delatan un poco de felicidad, evocada como una experiencia breve.

El regalo de Pandora confirma lo que se percibe en los textos anteriores de Torres: su pericia en el manejo del detalle casi azaroso, que expresa mejor a sus personajes que sus propias palabras. Lo sugerido adquiere mayor relieve que lo manifestado. A veces los vocablos traicionan sus sentidos, pero las situaciones definen las verdades. Tras provocar la sonrisa o estimular la tristeza, el valor mayor de este conjunto de relatos reside en la heterogénea comprensión del personaje femenino.

EL REGALO DE PANDORA, de Héctor Torres. Ficción Breve Libros, Caracas, 2011.

About The Author

Deja una respuesta