Les innocentes (Agnus Dei)
‘Les innocentes (Agnus Dei)’ está hecha con respeto y mucha sensibilidad artística.

Especial para Ideas de Babel. Yo no sé si la “religión es el opio del pueblo” (según Marx), lo que sí es evidente es que en nombre de una creencia la humanidad le ha tomado un especial gusto a la matanza. Además, hay religiones laicas, como el nacionalismo, cuyos muertos han ennegrecido a siglos enteros como el XIX y XX. Pues bien, en Les innocentes (Agnus Dei), película francesa de Anne Fontaine, de fotografía preciosista, el maridaje de estos dos engendros se hace presente mostrándonos su vocación por el mal.

Polonia ha tenido la mala suerte de estar en el medio de dos naciones colosas y prepotentes: Alemania y la URSS. En 1939 la Segunda Guerra Mundial se inició con la invasión alemana sobre Polonia y su posterior reparto con Stalin. Luego que Alemania invadió la URSS en 1942, los antiguos aliados ahora pasaban a la condición de acérrimos enemigos. Los ‘libertadores’ soviéticos en su marcha triunfal hasta Berlín en el año 1945 liberaron Polonia. Sus entusiastas soldados estaban llenos de miedo y rabia. Los nazis les habían zurrado muy duro en su propio territorio patrio. La consecuencia de todo esto fue expandir la venganza por doquier. En el medio de esa furia se encontraron con un convento de mojas polacas que decidieron violar a mansalva. Este hecho verídico, uno más entre otros miles, como resultado de la brutalidad de toda guerra, es el tema de Les innocentes (Agnus Dei).

En realidad Les innocentes (Agnus Dei) es más que la mancha del Diablo. Es una interesante reflexión sobre los límites de Dios con relación con el ser humano que le siente cercano. Unas monjas agraviadas en lo más íntimo de su dignidad y como procesan una fe que les sostiene y cuya duda es inevitable. “Ignoramos lo que Dios quiere. La única verdad es su amor”. Nos dice una de las monjas atribuladas por una situación que les cuestiona los cimientos de su fe. Y que consideran al poder que aplasta, sea de la naturaleza que sea, la principal amenaza a una vida feliz como vocación sostenida. “La fe son veinticuatro horas de duda y un minuto de esperanza”. Otro dialogo que nos sumerge en asuntos teológicos de abismales cataduras.

Les innocentes (Agnus Dei) está hecha con respeto y mucha sensibilidad artística. Su visionado es importante para sacudir las adormecidas mentes humanas en torno a la estupidez de la guerra y la obcecación ante creencias dogmáticas contrarias al sentido común y hasta del mismo Dios.

Dios en esencia es misterio, y quienes terminan por seguirle asumiendo ‘votos’ de penitencia, obediencia, castidad y demás deberían tener presente esta condición. Que la protagonista, ‘una enviada de Dios’, casi una atea por convicción, haya producido el milagro de la vida en un entorno prisionero de la muerte es todo un mensaje optimista que vale la pena rescatar. Sólo los actos de solidaridad hacia el prójimo nos acercan a Dios. Lo demás: es pura cosmetología.

LES INNOCENTES (AGNUS DEI), Francia y Polonia, 2016. Dirección: Anne Fontaine. Guion: Sabrina B. Karine, Alice Vial, Anne Fontaine, Pascal Bonitzer, Philippe Maynial. Fotografía: Caroline Champetier. Música: Grégoire Hetzel. Elenco: Lou de Laâge, Agata Kulesza, Joanna Kulig, Agata Buzek, Anna Próchniak, Vincent Macaigne, Katarzyna Dabrowska, Pascal Elso, Eliza Rycembel, Helena Sujecka.

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