ParÃs, junio de 2014. Hasta ahora conocÃamos a Carlos Cruz-Diez como el pensador del color cuya obra cambió la percepción del fenómeno cromático en el arte. Sin embargo, poco sabÃamos de su vida. Vivir en arte. Recuerdos de lo que me acuerdo, es un libro escrito en primera persona por el artista, en cuyas páginas relata sus vivencias personales, revelando facetas hasta hoy desconocidas de una vida plena de anécdotas, algunas sorprendentes, contadas con naturalidad y sin artificios de estilo, con la espontaneidad de una conversación de sobremesa.
En la introducción, Cruz-Diez describe el entorno que le tocó vivir en Venezuela a finales de la década de 1950, donde se conjugaban, para su desasosiego, una dictadura militar asfixiante y una supina incomprensión de sus propuestas, situación que lo llevó a tomar la ardua decisión de emigrar a Europa: “Aquà narro las circunstancias que me apremiaron a dejar mi paÃs en busca de un entorno favorable donde cristalizar mis ideas, y la aventura que significó para mi familia y para mà ese cambio de vida. Empleo el término “aventura†convencido de que el artista practica una profesión de riesgo permanente. Fue un verdadero desafÃo el hecho de plantear la modificación de las nociones establecidas sobre el color cuando me decÃan que en ese campo todo estaba dicho. Fue un reto llegar a ParÃs con el único respaldo de mis ideas y mi capacidad de trabajo. Me arriesgué integrando a mi familia al taller cuando me advertÃan que era un error que terminarÃa en decepcionante fracaso. A pesar de todo, pude demostrar que el color no es un tema agotado, que mi familia, incluyendo a mis nietos, podÃa desarrollar su vida en torno al taller, y logré establecerme en ParÃs, donde habito hasta el dÃa de hoyâ€.
“¡Estoy en ParÃs!â€
Durante sus últimos años en Caracas, Cruz-Diez realizó investigaciones cromáticas (Color Aditivo, FisicromÃa), estructurando una plataforma conceptual que le permitió plantear y desarrollar en Europa otras nociones del color distintas a las existentes, las cuales, en su opinión, se encontraban anquilosadas. En 1960, decide radicarse en ParÃs, ciudad donde confluyeron artistas de todas las nacionalidades y donde existÃa el entorno propicio para desarrollar sus investigaciones y propuestas. En sus comienzos parisinos presta servicios como publicista, fotógrafo, ilustrador y diseñador para poder financiar su búsqueda plástica y mantener a la familia. Soto y otros artistas lo ayudan a insertarse en el mundo del arte y a relacionarse con galeristas, en especial con Denise René, iniciando asà una etapa de exposiciones colectivas e individuales que enrumbarán su carrera artÃstica. De allà que Cruz-Dieznos brinde en estas páginas, una perspectiva inédita de los protagonistas del movimiento cinético, sus vivencias y episodios de la bohemia parisina aderezados con anécdotas hilarantes.
Los que hemos tenido el privilegio de compartir momentos de amistad con Cruz-Diez en ParÃs, somos testigos del amor que expresa por esa ciudad. Cada vez que sale de su taller La Boucherie, extiende los brazos con una expresión en su rostro que no es otra cosa que un profundo agradecimiento a la vida: “Cada dÃa, cuando salgo de mi taller y veo el cielo, las calles, la gente, los edificios de esta maravillosa ciudad, exclamo con alegrÃa y entusiasmo: ¡Estoy en ParÃs!… como lo hice al dÃa siguiente de haber llegado, hace más de cincuenta años…â€.
“El arte y la vida son una y la misma cosaâ€
Muchas de las anécdotas que conforman el libro, tales como “El primo embalsamadoâ€, “El anti-Descartesâ€, “Ce n’est pas possible… !â€, “¡Prohibido anunciar afuera lo que no hay adentro!â€, “Regresé del más alláâ€, “Acróbata por accidente†o “El cachicamo bernés†por mencionar algunas, relatan las insólitas circunstancias que le ha tocado vivir al maestro Cruz-Diez, aderezadas con el fino humor que lo caracteriza.
En Vivir en arte, rememora también los grandes momentos de su vida, su infancia y juventud en la Caracas de los años treinta y cuarenta del siglo pasado, la importancia de su familia como cimiento de su carrera y su sueño de instalar un hogar que fuera a la vez su taller de artista, entre otras historias.
El inventario de dificultades que tuvo que enfrentar para dar a conocer su obra y como logró sortearlas gracias a su tenacidad e incansable capacidad de trabajo, convierten al libro en una especie de manual de saber vivir, no apto para pesimistas.
Este libro nos permite descubrir a un personaje sencillo y a la vez excepcional, en completa sintonÃa con el lema que lo ha acompañado a lo largo de los años: “Un artista debe asumir la vida y el arte como una y la misma cosaâ€.
Nota: Vivir en Arte. Recuerdos de los que me acuerdo, Ediciones Cruz-Diez Foundation, 2014. El libro se puede adquirir por internet en este link:
http://www.cruz-diezfoundation.org/en/giftshop.html