La administración del triunvirato Chávez-Maduro-Cabello carece de memoria y cuentas abiertas a la contralorÃa pública. Les resbala el mandato legal que exige los continuos debe y haber del tesoro nacional manejado a discreción y capricho durante dieciséis años. Y junto a la ausente contabilidad del dinero nacional, ni jurando por su patria chavista, se atreven a mostrar el registro certificado de su patrimonio personal y familiar, mucho menos el de ahora, cuando quieren imponer a sus vÃctimas, mayores sacrificios en hambre, peste y criminalidad.
¿Es que en efecto, triunfó la revolución amoral y nada de eso nos importa ya? ¿O será que por natura y mala crianza somos una sociedad cómplice, frÃvola indiferente, parejera, vivalapepista?
¿Acaso necesitamos una democracia casi dictatorial desde la propia Constitución, vigilada por un suprapoder contralor independiente que nos obligue al cambio mental imprescindible para refundar el paÃs rentista y llevarlo a productor soberano, mientras el crudo todavÃa tiene algún valor mercantil y puede lubricar ese viraje?
Lo preguntó en 1984 el binomio José Ignacio Cabrujas–Ibsen MartÃnez, en su guión televisivo del unitario El dÃa que se acabó el petróleo. Nos pareció talentosa pero loca ficción pues éramos menedependientes. Ahora, cuando leo a Eduardo Liendo en El dÃa que me quieras (Seix Barral 2014) frase que da tÃtulo a su magnÃfica novela y a uno de mis boleros predilectos, cabe denunciar que por falta de instituciones y de una oposición formal eficaz, al gremio comunicacional y artÃstico nos toca exigir sin medias tintas un auténtico balance financiero oficial. La troika delictiva y sus herederos responde como siempre con mentira, insulto y amenaza desde listados fascistas.
Por contraste, la deliciosa narración de Eduardo Liendo si da cuenta, sin secretos ni trampas. Fluida y tierna registra minuciosas cuitas y cuentos a la distancia de toda una vida venezolana en setenta años desde mediados del siglo XX hasta hoy, casi todos apacibles, exceptuando los intentos subversivos a lo Fidel y Che, a algunos de sus actores están hoy en Fuerte Tiuna, Miraflores y sucursales. La mayorÃa del ‘ta barato dame dos’ escapó de la frágil realidad local con mitos fÃlmicos, literarios y musicales. La melancolÃa de ese recuento nos señala como generación sortaria, culta y creativa, apta para recibir la modernidad civilizada. Pero polÃticamente inmadura, ciega, ingenua, pasiva, confiada en que nuestra negra mina era eterna y que defender el otro ‘contigo’, el paÃs demócrata era asunto ajeno, exclusivo de una casta: polÃticos corruptos, técnicos latosos y analistas necios. Que involucrarse en esa trama no era obligante ni sabroso. Nos bastaba con “dar por vivido todo lo soñadoâ€. Este libro es una literaria, valiente limpieza de alma.
Nunca es tarde para el perdón si por fin, ahora somos polÃticamente adultos al exigir(nos) y rendir(nos) cuentas claras, numéricas y letradas. Y si bajo control financiero se puede todavÃa sembrar el mene con arte, ciencia y tecnologÃa, tal como lo entendió y fundó el estadista Rómulo Betancourt. Pero todo eso conlleva el reinicio de una libertad honesta y socialmente comprometida, la por venir si por fin, en verdad crecimos a fuerza del sufrimiento que tiene retrato en las calles del hambre furiosa y en Ramo Verde.