Relatos salvajes 2
La realidad provee las historias absurdas que trabaja Damián Szifrón.

Como iniciativa de Trasnocho Cultural, Cinematográfica Blancica e Ideas de Babel, el próximo miércoles 8 de octubre tendremos un Cine Encuentro con Relatos salvajes en el Paseo 1 a las 7:30 pm. Tras la proyección, hablaremos la narradora, poeta y guionista Sonia Chocrón y el autor de estas líneas, bajo la moderación de Trino Márquez, editor de Ideas de Babel.

Con esta película no existe impunidad posible. Todos estamos condenados. Nos pone a pensar en el vecino, el de más allá y en nosotros mismos. Donde se ha presentado ha causado un impacto notable, no solo por el punto de vista extático de su autor sino por el fondo de sus planteamientos. Desde que compitió en la Sección Oficial de Cannes de este año ha generado una discusión apasionada sobre la naturaleza humana, si es que podemos definir tal cosa.

Relatos salvajes es el tercer largometraje del argentino Damián Szifrón, director que se ha caracterizado por el uso del humor negro para narrar ciertas historias que rozan lo insólito, como ene El fondo del mar (2003) y Tiempo de valientes (2005) y en las series de televisión Los Simuladores (2002-2003) y Hermanos & Detectives (2006) que tuvieron mucho éxito en Argentina. Después de varios años sin presentar film alguno ofrece estos seis cortometrajes independientes —bajo el empaque comercial de un largometraje— cuyo único nexo se halla en la alteración de las conductas de sus personajes por diferentes motivos pero siempre en situaciones normales que devienen en absurdas. Allí se encuentra la unidad temática y estilística de este extraño y contundente trabajo. Lo más importante reside en la inquietud que genera en el espectador alrededor de estos cuentos de la locura corriente. Y nadie sale impune.

El film abre con Pasternak, breve cuenta que transcurre en un vuelo comercial, cuyos pasajeros establecen un vínculo fortuito a partir de un personaje ausente —el Pasternak del titulo— pero que todos conocen o han estado vinculados. En pocos minutos Szifrón construye una poderosa y sorprendente tensión dramática que conduce a un final terrible pero inevitable. Todos son víctimas de alguien que antes fue también víctima. Desde el principio el director establece el tono de humor negro.

En Las ratas continúa el tratamiento más bien macabro de una situación de pocos personajes y una sola ubicación. Un restaurante de carretera reúne a una camarera y un cliente y, más atrás, a la cocinera del lugar. Hay una deuda pendiente, una venganza acechando y una decisión enajenada. Szifrón define una noción de castigo, de justicia diferida, de azar tenebroso.

Un tanto más absurdo y a la vez complejo es el cuento El más fuerte, en el que se miden dos machos argentinos —un acomodado ejecutivo al frente de un Audi y un malandro depauperado a bordo de un viejo auto— en medio del resentimiento social, mientras transitan una carretera cercana a Buenos Aires. Un gesto estúpido deviene en un enfrentamiento incontenible hasta un final lapidario. De verdad, insólito.

Un experto ingeniero en explosivos trata de llevar adelante su lucha contra la burocracia en Bombita, tal vez el único relato con trasfondo moral, para evidenciar las virtudes del ciudadano, del hombre que no se conforma con que «las cosas son así». Más allá de su familia, de la policía, del Estado, este ser humano va al fondo. Es un canto al héroe anónimo que no se arredra ante las convenciones.

Tal vez el más implacable de los cortos se ubique en La propuesta, donde se mezclan la muerte, la culpa, la corrupción y el poder del dinero. Un millonario saca provecho de la codicia ajena para evitar que su hijo pague con cárcel el delito que cometió. Pero las cosas no son como parecen.

Hasta que la muerte nos separe se presenta como el relato final, con una fastuosa boda judía que desemboca en escándalo cuando la novia se entera de una traición y opta por la venganza. Es la propia locura desatada en todos los sentidos. Secretos, traiciones, irracionalidad. Es el perfecto cierre.

Como obra completa, más allá de la suma de sus cortos, Relatos salvajes evidencia un dominio de la narrativa cinematográfica que va desde la confección de los guiones —todos de Szifrón— hasta el ritmo del montaje y la sabia utilización de las imágenes. Se afirma que el director y guionista se inspiró en Dimensión desconocida, aquella serie de televisión de los años sesenta producida por Rod Serling que Steven Spielberg convirtió en película en 1983, pero creo que es una comparación nada pertinente, porque Relatos salvajes no se fundamenta en la ciencia ficción sino en los pasajes absurdos del realismo. Allí­ está su verdadero valor. La realidad provee estas historias absurdas que en el film suceden en Argentina pero que en su esencia constituyen historias universales.

Si bien es cierto que la fotografía de Javier Juliá, el montaje de Szifrón y Pablo Barbieri, la música de Gustavo Santaolalla y la dirección de arte de Clara Notari con fundamentales para crear las atmósferas y la situaciones dramáticas, es imposible obviar que lo más convincente de los factores de producción se encuentran en las excelentes actuaciones de Ricardo Darí­n, Darí­o Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Diego Peretti, Oscar Martínez, Erica Rivas, Rita Cortese, Julieta Zylberberg. Un elenco extraordinario para un film que hay que discutir.

RELATOS SALVAJES, Argentina y España, 2014. Dirección y guion: Damián Szifrón. Producción: Hugo Sigman, Agustín Almodóvar, Pedro Almodóvar, Matías Mosteirin y Esther García. Fotografía: Javier Juliá¡. Montaje: Damián Szifrón y Pablo Barbieri. Música: Gustavo Santaolalla. Dirección de arte: Clara Notari. Elenco: Ricardo Darín, Darí­o Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Diego Peretti, Oscar Martínez, Erica Rivas, Rita Cortese, Julieta Zylberberg. Distribución: Cinematográfica Blancica.

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