Petróleo venezolano 1960
Un notable libro sobre Venezuela, de Edwin Lieuwen, anticipaba cómo sería el futuro de la industria petrolera en Venezuela, hace más de cincuenta años.

El académico estadounidense Edwin Lieuwen (1923-1988), descendiente de holandeses, fue un destacado estudioso de historia latinoamericana. Venezuela fue uno de sus temas de estudio. Lieuwen vivió en Caracas entre 1950 y 1951, y visitó el país nuevamente en 1956, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Sus publicaciones sobre esta nación cuentan con dos títulos destacados: Petroleum in Venezuela (1954) y Venezuela (1961).

Estos libros tuvieron traducción castellana en su día. Petróleo en Venezuela. Una historia, fue publicado por la caraqueña Editorial Santa Cruz en 1964. Venezuela contó con traducción de la prestigiosa Editorial Sudamericana argentina, en 1964. Tanto los originales en inglés como sus traducciones están estrictamente disponibles en el mercado de libros usados.

He logrado conseguir para mi biblioteca personal un ejemplar de Venezuela en su idioma original (1). Este libro contiene un capítulo dedicado al tema petrolero, que resume ideas del texto específico sobre petróleo que hizo Leuwen, y con él se puede tener una buena idea sobre la evolución petrolera venezolana desde Juan Vicente Gómez hasta el inicio de la democracia, y dar continuidad  así al trabajo de Inteligencia Petrolera sobre la “historia del oro negro” en esta nación (2). No menos importante, el texto es valioso por estar escrito por un destacado estudioso de América Latina.

En el prefacio del libro, hecho en enero de 1961, Lieuwen es optimista sobre la Venezuela que está amaneciendo a la vida democrática:

“Es mi opinión que la clave para entender a la Venezuela contemporánea es apreciar la inexorable, pero al mismo tiempo no violenta, revolución social que está sacudiendo a esa nación desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En este proceso la estructura de clases se ha alterado; la riqueza y la propiedad están siendo redistribuidas; la economía está siendo transformada; las instituciones están atravesando cambios dramáticos y los procesos políticos han quedado bajo el control, por la primera vez, de genuinos elementos reformistas (…) Es especialmente promisorio que los venezolanos se mantienen comprometidos con la trayectoria democrática, incluso de cara a la década 1948-57 de contrarrevolución y reacción dictatorial.”

Venezuela atravesaba por un proceso de cambio democratizador aún pendiente en muchas sociedades latinoamericanas, aferradas al inmovilismo social, la estratificación y al poder secular de ciertos estamentos políticos.

Incluso en el momento actual, en que Venezuela vive  una complicada coyuntura y carece de una revolución social comparable a aquella de 1960, es viable considerar que esta nación caribeña está anticipando procesos de reacción política que ocurrirán en otras naciones de América Latina, donde los problemas de distribución del ingreso y anomia potencialmente engendrarán virulentas reacciones.

Uno de los temas claves para la estabilidad en estas naciones es el manejo de la riqueza petrolera y minera. Lieuwen resume la situación de la industria de hidrocarburos para esa Venezuela que se iniciaba en la democracia y derivaría en la Revolución Bolivariana de Chávez cuarenta años después.

Una primera apreciación es buena advertencia para los agoreros que hoy estiman el agotamiento de reservas petroleras en varios países latinoamericanos (Colombia tendría, hoy día, reservas para cerca de seis años de explotación).  Lieuwen comentaba con inquietud, en 1961, que Venezuela tenía 6% de las reservas mundiales de petróleo, con 18.000 millones de barriles. Este stock cubriría dieciocho años de producción, a la tasa de explotación de 1959.

Actualmente las reservas petroleras venezolanas son de al menos 260.000 millones de barriles de crudo pesado y extra-pesado (3) y la información oficial actualizada provista desde la OPEP es que hay 298.350 millones de barriles de reservas, con producción diaria de 2,79 millones de barriles, de los cuales se exportan 1,93 millones de barriles, siendo la capacidad de refinación de 1,85 millones de barriles (4). A las exportaciones se añade el equivalente a 431.000 barriles diarios de derivados petroleros.

Si bien el pronóstico de Lieuwen no fue afortunado, como suelen ser los pronósticos sobre agotamiento de recursos naturales desde al menos Malthus, sí es relevante su compendio estadístico sobre producción petrolera venezolana.

En 1959 Venezuela producía 1,01 millones de barriles diarios (casi el nivel de Colombia hoy día). Una década antes, en 1949, la producción fue de 482.000 barriles diarios. Lieuwen destaca la expansión de la producción en 74%, entre 1940 y 1945, respondiendo a la mayor demanda petrolera de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, dinámica que se mantuvo durante la década siguiente como consecuencia de la Guerra de Corea, la crisis en Irán (5) de 1951 y el cierre del Canal de Suez en 1957. En 1940, la producción de crudo en Venezuela era de 186.000 barriles diarios.  En 1928, con 106.000 barriles diarios de producción, Venezuela era el segundo mayor productor de petróleo global (le superaba EEUU) y el primer exportador mundial. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Venezuela proveía 15% de las necesidades petroleras del planeta.

Lieuwen señalaba que 3% de la producción petrolera en 1959 se consumía localmente. La estadística actual es cercana a 30%, evidenciando un mayor desarrollo de la economía venezolana (6).

Así, 80% de la producción venezolana en 1959 era generada por dos grandes transnacionales: Standard Oil de New Jersey, con 48% de la producción —incluyendo su subsidiaria Creole con el grueso de la producción— y 32% por la Royal Dutch Shell,  destacando su dependiente Shell de Venezuela.

Ambas multinacionales tenían participación en Mene Grande Oil Company, que suplía 16% de la producción y era controlada por Gulf Oil Company (las estadísticas de Standard Oil y Shell ya incluyen su cuota en Mene Grande; Gulf Oil Company aportaba 8% de producción a través de esta participación). Con 3% de producción cada una estaban Standard Oil de California y Socony Vacuum y 6% de producción se repartía entre dieciséis operadores menores.

El Gobierno venezolano había exigido en 1943 que estas petroleras refinaran entre 10 y 15% de su producción en territorio nacional. Hasta ese momento, el crudo venezolano era refinado en Aruba por Standard Oil y en Curazao por Shell. La capacidad de refinación en suelo venezolano pasó de 100 mil barriles en 1943 a 875 mil barriles en 1959. Shell había fundado su refinería en Punta Cardón y la Standard Oil en Amuay, ambas en la península de Paraguaná del estado Falcón. Hoy día este sigue siendo el eje de refinación petrolera venezolana.

En 1959, 70% de la producción de crudo en Venezuela provenía del estado Zulia, desde el Lago de Maracaibo. El destino de exportaciones de Venezuela, incluyendo crudo refinado, se distribuía así: 41% a EEUU, 21% al resto de Latinoamérica, 21% a Europa Occidental, 11% a Canadá y 6% restante hacia África y Asia (p. 115). Actualmente, si bien EEUU sigue siendo el principal destino de las exportaciones petroleras venezolanas, que según el gobierno venezolano totalizaron 2,33 millones de barriles diarios en 2014, hay que incluir otros dos destinos relevantes adicionales: China, con 536.000 barriles diarios, e India, con 363.000 barriles diarios (7).

La industria de hidrocarburos empleaba a 3% de la población laboral en 1959, contando con 43.000 trabajadores. Representaba 33% del PIB y 60% de los ingresos fiscales. Ya en 1961 Lieuwen apuntaba con preocupación el siguiente efecto de la actividad petrolera venezolana :

“Los dólares se han hecho baratos y los bolívares caros, lo cual abarata importar y encarece exportar. Como resultado, la agricultura y la industria venezolana no pueden competir con los proveedores foráneos en el mercado doméstico sin sustanciales barreras arancelarias, lo cual también incrementa el nivel de precios al consumidor, y no se puede competir en los mercados internacionales sin subsidios gubernamentales.”

Citando al economista J.E. Pogue, en una obra de 1949, Lieuwen señalaba:

“La gran riqueza generada por la producción masiva de petróleo, si bien permanece en el país, se ha canalizado hacia efectos inflacionarios, los cuales no tienen utilidad económica, en detrimento de una mayor difusión para elevar el nivel de vida de la mayoría.”

Era una advertencia inquietante y que puede explicar la situación actual de Venezuela.

Entre 1943 y 1956 el gobierno venezolano recibió 5.300 millones de dólares en renta petrolera y las trasnacionales obtuvieron 4.100 millones de dólares (dólares de 1960).  Lieuwen señalaba con inquietud la ”voracidad fiscal” sobre la industria petrolera, destacando que en 1945 se había implementado la fórmula de repartir 50% de las ganancias entre gobierno y trasnacionales, proporción que cambió a 60% para el gobierno en 1958.

Los costos de producción venezolanos eran peores que los del Medio Oriente y Lieuwen destacaba lo caro de la mano de obra, por los beneficios laborales. No obstante, esto se compensaba con dos elementos: en primer lugar, productividad, ya que en 1956 un pozo venezolano promedio era 15 veces más productivo y rentable que un pozo estadounidense. En segundo lugar, había la ventaja logística, con la producción cercana a la costa y terminales de embarque. Un dólar invertido en la industria petrolera venezolana rendía, según Lieuwen, el doble que en EEUU (pp. 116-117).

El otro pronóstico fallido de Lieuwen fue sobre la nacionalización petrolera, que él estimaba inviable en Venezuela. Indudablemente su juicio se emitía desde la traumática experiencia iraní de 1951. El autor consideraba que una expropiación traería “el desastre económico” y la fuga de capital humano. Quizás la causó, efectivamente, pero de un modo que él no anticipaba.

Notas

(1) LIEUWEN, Edwin. Venezuela. Londres: Oxford University Press, 1961.

(2) Ver: http://inteligenciapetrolera.com.co/inicio/historias-del-oro-negro-bolivar-juan-vicente-gomez-y-la-petrolia-por-carlos-goedder/

(3) Ver: http://www.usatoday.com/story/money/2014/11/02/venezuela/18243787/

(4) Ver: http://www.opec.org/opec_web/en/about_us/171.htm

(5) Esta es la menos recordada de las crisis señaladas. En 1951, Irán emprendió la nacionalización de activos petroleros que tenía desde 1909 la Anglo-Persian Oil Company, convirtiéndola en la National Iranian Oil Company. La refinería de Abadan era, para 1970, probablemente la mayor del mundo. Ver: http://global.britannica.com/place/Abadan

(6) Siguiendo las cifras de la OPEP (ver Nota 4), el consumo de crudo en Venezuela es de 831.000 barriles diarios.

(7) Ver: http://www.eluniversal.com/economia/150121/exportaciones-venezolanas-de-crudo-cayeron-4-en-2014

@carlosgoedder/Facebook: Carlos Goedder/carlosurgente@yahoo.es

*Publicado originalmente en Inteligencia Petrolera.

http://inteligenciapetrolera.com.co/inicio/historias-del-oro-negro-la-industria-petrolera-venezolana-en-1960-por-carlos-goedder/

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