El hombre más buscado
Un film de poca acción física pero de mucha tensión dramática en el desarrollo de la trama y sus situaciones.

La carrera literaria de John Le Carré ha marcado un rumbo en la novela de espionaje. Después de haber trabajado para los servicios de inteligencia del Reino Unido durante la Guerra Fría, este escritor británico —hoy de 84 años— recreó de forma notable ese período de confrontaciones en El espía que surgiódel frí­o (1963), El topo (1974) y La Casa Rusia (1989), entre otras. Muchos de sus libros se han convertido en películas. Con la caída del Muro de Berlín su novelí­stica apuntó a otros escenarios, especialmente el del terrorismo del siglo XXI. En este contexto se ubica su novela El hombre más buscado (2008), llevada al cine por el holandés Anton Corbijn de una forma muy atinada y en la que destaca Philip Seymour Hoffman en uno de sus últimos trabajos.

Marcados por los atentados del 11 de septiembre de 2001, los cuerpos de inteligencia de Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania detectan la llegada a Hamburgo de Isaa Karpov (Grigoriv Dobeygin), medio ruso y medio checheno, de fuertes creencias musulmanas, con mucho dinero y vinculado con la comunidad islámica de esa ciudad. Allí conoce a Annabel Richter (Rachel McAdams), una abogada alemana de causas sociales proveniente de una familia rica. Tal es el punto de partida para la presentación de un personaje muy particular: Günther Bachmann (Hoffman), agente antiterrorista alemán que negocia con sus pares norteamericanos y británicos la ubicación de Karpov, aunque nadie está seguro de sus intenciones. La cuestión es definir la verdadera naturaleza de este hombre: puede ser un checheno torturado por los rusos o un extremista con tendencias violentas. Por eso Bachmann, personaje oscuro y desengañado, obsesionado por la seguridad de sus soplones, trabaja a su manera y con su equipo sin importarle sus colegas de la CIA o del MI6, más burócratas que espí­as, más atentos a los resultados polí­ticos que a la verdad del caso. Esa obsesión se expresa de manera contundente en la respiración de un extraordinario Philip Seymour Hoffman: pesada, persistente y ahogada en un cigarrillo tras otro, en un whisky tras otro.

La idea medular de El hombre más buscado reside en el juego de intereses diversos que intervienen en una operación antiterrorista. En realidad es un juego de traiciones, de agendas dobles, de visiones fragmentadas. Tal vez por esa carencia de unidad conceptual de los servicios de inteligencia —a la que hacen referencia la novela y la película— el terrorismo del Estado Islámico pavonea hoy impune su odio asesino y su desprecio a Occidente. Hay que recordar que Le Carré ha sido profundamente crítico de la política exterior de George W. Bush —la novela se publicó en 2008, antes de la era Obama— y de sus aliados europeos con respecto el Medio Oriente. La trama avanza entre lealtades y traiciones, combinando certezas y manipulaciones, hasta una resolución lapidaria. Un film de poca acción física pero de mucha tensión dramática en el desarrollo de la trama y sus situaciones.

La estética desplegada por Corbijn —famoso por su fotografía e iluminación de videos de rock— en ese Hamburgo multiétnico y rudo, donde actúan los servicios secretos internacionales entre zancadillas y palabras cortantes, posee la fuerza de una cámara incisiva y de una luz en claroscuro. Las calles de ese puerto alemán, sus grafitti, sus personajes marginados, sus rincones oscuros, contrastan con las oficinas de los burócratas, con agentes bien vestidos y con los acuerdos prestablecidos. A esta atmósfera contribuyen la espléndida fotografía de Benoit Delhomme, el preciso montaje de Claire Simpson, la adecuada música de Herbert Granemeyer y la dirección de arte de Sebastian Krawinkel. Pero lo más importante se encuentra en las actuaciones fuera de lote de un elenco prodigioso: Philip Seymour Hoffman, Rachel McAdams, Willem Dafoe, Robin Wright, Grigoriy Dobrygin, Nina Hoss y Daniel Brüehl.

El hombre más buscado se estrenó en Europa a finales de 2014, en el contexto de una geopolítica incierta pero siempre peligrosa. En una Hamburgo en la que, como dice el protagonista, todo hombre de piel oscura es visto como un posible terrorista… y a veces lo es. Otra frase importante: todo sea por hacer un mundo más seguro. Una carga de cinismo que coquetea con la impunidad del fin justifica los medios. En labios de agentes alemanes, británicos y estadounidenses, la frase suena amarga, cínica, autoconsciente de que en el camino todo ”la dignidad, la piedad, la lealtad, la propia identidad» va a perderse. Una película de mucha fuerza. Hoffman murió al poco tiempo de terminada. No vio su edición final.

EL HOMBRE MÁS BUSCADO (The most wanted man), Reino Unido, EEUU y Alemania, 2014. Dirección: Anton Corbijn. Guion: Andrew Bovell, sobre la novela de John Le Carré. Producción: Andrea Calderwood, Simon Cornwell, Stephen Cornwell, Gail Egan y Malte Grunert. Fotografí­a: Benoit Delhomme. Montaje: Claire Simpson. Música: Herbert Granemeyer. Diseño de producción: Sebastian Krawinkel. Elenco: Philip Seymour Hoffman, Rachel McAdams, Willem Dafoe, Robin Wright, Grigoriy Dobrygin, Nina Hoss, Daniel Brüehl.

 

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