Por ser poco complacientes, muchas veces este tipo de propuestas tienen un presupuesto reducido, pero esto jamás ha sido sinónimo de poca calidad: es precisamente el cine indie uno de los hervideros de actores y directores de culto, un semillero que tiene por estandarte la vanguardia. No es casualidad que, tarde o temprano, lo indie termina permeando lo mainstream hasta transformarse en algo que va más allá de un público selecto. Asà como en los años veinte los indies eran Paramount, Fox, Warner y Universal, hoy en dÃa ellos son los titanes contra los que luchan productoras pequeñas que en algún momento subirán a compartir con ellos el Olimpo de la producción cinematográfica. Como un Uróboros que se devora asà mismo, la historia de lo indie y lo mainstream siempre existirá en una relación simbiótica.
Como buen cineasta indie, Cronenberg siempre se ha caracterizado por sus pelÃculas incómodas y sumamente crÃticas. Polvo de estrellas no es la excepción y sigue en la lÃnea de descubrir el poder y la fama como espadas de doble filo que destruyen vidas, tópico que exploró en su largometraje previo Cosmopolis y que en esta ocasión lleva a los extremos. Su principal acierto reside en el cast conformado por actores de lujo y que ayudan con su caracterización a resaltar la atmósfera freaky que tiene la historia (manteniendo el registro en momentos tan disÃmiles como escenas onÃricas fantasmales, sexo y violencia cruda). Mia Wasikowska y Julianne Moore se roban el show hipnotizándonos con su perversidad y psicopatÃa. En la otra antÃpoda, John Cusack y Evan Bird resaltan por su caracterización de personajes detestables desde todo punto de vista. Los secundarios como Olivia Williams y Robert Pattinson, aunque de más bajo perfil, tampoco se salvan de este cuadro donde los lÃmites entre vÃctimas y victimarios se desdibujan: gente preñada de buenas intenciones que termina haciendo daño sin querer.
Probablemente, Polvo de estrellas sea la pelÃcula más difÃcil de digerir en esta muestra del Festival de Cine Independiente de EEUU, pero, sin lugar a dudas, es de las más interesantes. Indie y combativa en todo momento, desnudando la industria de la que tanto Cronenberg ha buscado alejarse. Una historia intensa que hará que la gente se retuerza en sus asientos, demostrándole al público que el asco y repulsión es la otra cara de esos monstruos que tanto adoramos en la gran pantalla.
Venezolano, periodista, publicista y crítico de cine. Fundador de Ideas de Babel. Miembro de Liderazgo y Visión. Ha publicado «2002, el año que vivimos en las calles». Conversaciones con Carlos Ortega (Editorial Libros Marcados, 2013), «Salvador de la Plaza» (Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y Bancaribe, 2011), «Cine, democracia y melodrama: el país de Román Chalbaud» (Planeta, 2001) y ‘Memoria personal del largometraje venezolano’ en «Panorama histórico del cine en Venezuela» (Fundación Cinemateca Nacional, 1998), de varios autores.