Côté Court 1En el Primer manifiesto Surrealista (1924) Andre Breton define su método favorito, la “escritura automática” como la expresión más válida del funcionamiento del pensamiento. Para él, pensamiento y palabra son sinónimos. Luego de ver el video Partition Linéaire #2 de Fabiana Cruz, me atrevería a parafrasear el concepto dicendo que, pensamiento y gesto, pensamiento y música son sinónimos. Si el arte, según lo vaticinó Breton, “será compulsivo o no será”, podría describir este video así, sin más: “A un ritmo compulsivo, una joven pinta en las calles de París el “Aria agitata da dua venti» de la opera La Griselda, de Vivaldi” o “Una joven pinta con música las calles de París con su partitura automática”, y añadiría, “sin caer en las trampas del azar del Surrealismo”. Ese es el valor y la fuerza de su creación. No encuentro otra forma para definir el impacto que ha producido en mí este video, merecedor de la Mention Spéciale del Grand Prix Experimental-Essai-Art Video en la edición del Festival Côté Court 2008, junto a otros trabajos premiados por su excelencia. Este año, la muestra incluyó a 300 cortometrajes, en su mayoría producidos y dirigidos por jóvenes. Se trata de la edición No 18 del Festival du Film Court 2009 en Seine-Saint-Denis / Pantin, organizado por esa municipalidad con apoyo del Ministerio de Cultura y el Centre National de la Cinématographie, junto a otras instituciones y empresas privadas. Una semana de proyecciones, performances y conciertos.

La muestra nos brindó lo más reciente del video-arte de New York, el Art(core) y la vanguardia del Cinematic Body, un corto inédito de Martin Scorsese, así como cortos de Andy Warhol, Maya Daren, Stan Brakhage, Joan Jonas, Shirley Clarke y un performance de Shana Moulton junto a sus filmes. Como aderezo, los organizadores del festival, Sylvie Pialat y Jacky Évrard, programaron una serie de videoconciertos: el Concert Fruitkay, de Jason Glasser y el Concert Mimetic de Lech Kowalski.

Arte, denuncia, video-performance y ficción son los motores de estos jóvenes realizadores. Experimentos, búsquedas y nuevas tendencias de un cine que no cesa de reinventarse y que este festival rescata del anonimato.

Tuve la oportunidad de presenciar, entre otros cortos “But we have the music”, un inteligente y controvertido film donde su realizadora desnuda y denuncia la apatía de los jóvenes anestesiados por la música, el alcohol y las drogas. El film es en blanco y negro y pienso que se inspira en el cinema verite de los años sesenta, ya que sus personajes los toma de la vida real, de su propio entorno, y su estado psicológico interior es retratado con realismo con la técnica de la “cámara subjetiva”, recreando la monotonía insoportable en que se han convertido las vidas de sus amigos, es un retrato de cómo la estupidez conduce a la desesperanza.

Este año, Fabiana Cruz se presentó al festival con su Blackbird, impactante video de dos minutos. La simplicidad y la fuerza de su inspiración conmovieron a los allí presentes en la sala. Una puesta en escena que en algo nos recuerda a Man Ray, donde una joven (Fabiana) sujeto y objeto a la vez, hace música con su cuerpo. El arreglo y la interpretación son suyos. Al preguntarle sobre su propuesta nos respondió: “La musica es un lenguaje particularmente interpretable y traducible por otros. Una partitura es la interpretacion de una musica por la escritura. Una cancion es la interpretacion de una musica por la poesia. Una danza es la interpretacion de una musica por el movimiento. Cuando una musica me obsesiona, hago una interpretacion en un lenguaje que me es propio e intento materializarlo de la manera mas simple y comprensible que puedo, en mis videos”.

Si el arte es el rescate de parcelas al caos, esta joven realizadora ha venido construyendo su discurso artístico de afuera hacia adentro, abriendo picas y recuperando vastos territorios de su propio corazón, descubriendo que en su interior ella es música. Tenía razón Breton, sobre el fin último del arte: “Al final, lo que buscamos es reducir el arte a su más simple expresión, el amor”.

edgar.cherubini@gmail.com

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