“La belleza, a ratos viene a bailar en la palma de la manoâ€. Esta frase de Edda Armas  (Armadura de piedra, 2005), describe perfectamente los dos libros que tengo entre mis manos: Ritual de bosques, de MarÃa Clara Salas, y Pasajero, de Nestor Mendoza, dos joyas poéticas publicadas por Dcir Ediciones.
Edda Armas, laureada poetisa, inicia asà una aventura como editora acompañada de Carlos Cruz-Diez y Annella Armas. Los tres integran el comité editorial, tres espadas afiladas en la piedra de amolar del saber pensar y el saber hacer. El logo, diseñado por el maestro Cruz-Diez, logra sintetizar con rigor y eficacia la imagen de esta nueva casa editorial. Annella Armas es la creadora del concepto gráfico de la colección, incluyendo las magnÃficas fotografÃas de las portadas.
Según Federico GarcÃa Lorca, “poesÃa, es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo asà como un misterioâ€. De eso se trata el contenido de los dos primeros libros de esta nueva editorial: la poesÃa como la máxima expresión del decir.
En el libro Ritual de bosques, MarÃa Clara Salas nos dice en sus poemas que “habitamos en bosques, en cuerpos convulsosâ€, ya que somos habitantes de la nostalgia, pero también nos acosa con preguntas para despertar nuestra intuición: “¿Es el aire el grito de las cosas?â€, “¿Qué significa estable?â€, “¿Qué puede ser superior al invento del deseo?â€. MarÃa Clara,es experta en el laberinto del lenguaje, ella sabe que éste “sólo obedece a la quimera y al capricho, arquitectónicamente inútil, su destino consiste en albergar al monstruoâ€. Sus loas a Ariadna apuntan a su “osada iniciativa en el amor†y a su fácil victoria sobre el minotauro gracias “a la imperturbable conducción de la habilidad femeninaâ€. La autora nos insta a reflexionar en que “sólo en contadas ocasiones tomamos en serio la corduraâ€.
“La existencia sólo es nuestra para un breve intentoâ€, este fragmento de René Char introduce la lectura de Pasajero, de Nestor Mendoza. Que el autor haya tomado esta frase para de alguna manera sintetizar lo que deseaba expresar en las páginas siguientes, nos indica la fuerza descarnada de su palabra poética, asà como el impecable orden que le asigna a su desasosiego. El autor describe lo cotidiano como lo harÃa un experto en disección, separando primero la piel, después los músculos y las fibras de la realidad, hasta mostrarnos el sistema nervioso de los seres y las cosas que se mueven a pocos centÃmetros de nosotros, porque “la anatomÃa es asunto de percepción, de cómo se vea lo que ella enseña y escondeâ€. Sus poemas son como fotografÃas capturadas en su deambular en busca de certezas, hasta que descubrimos su propósito: “salvarse de lo breveâ€. Nestor Mendoza no confÃa en lo efÃmero del instante vivido, “me guÃa el interés de atrapar lo observadoâ€.
En medio de la crisis de escasez de insumos que vive Venezuela, que incide en los anaqueles de mercados y librerÃas, este fragmento de un discurso de Federico GarcÃa Lorca en la inauguración de una biblioteca en un pueblo de Granada en 1931, refleja sin ambages el valor y la tenacidad de los hacedores de libros: «Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan, pero un hombre que tiene ansia de saber, sufre una terrible agonÃa porque son libros, muchos libros los que necesita (…) ¡Libros! He aquà una palabra mágica que deberÃan los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras».
En medio del vendaval polÃtico, económico y social del paÃs, Dcir Ediciones ha decidido hacer ¡libros! de aquellos que tienen algo que decir.
@edgarcherubini