Ana Teresa TorresAna Teresa querida: lo que va en este e-mail es mi primera lectura de tu Diario en Ruinas, que podría titularse también Memoria de una república en ruinas. Diario de una escritora. Prácticamente desde que inicié su lectura el jueves pasado no he hecho otra lectura que leer tu Diario página a página hasta haberlo concluido esta mañana. Lo que encuentres ahora de elogio tiene que ver con la labor cumplida no con el gran afecto que siempre he sentido por ti.

El Diario es una obra ejemplar pero dolorosa, tremendamente dolorosa. Es un espejo en donde nos podemos mirar los venezolanos que hemos vivido, sentido y vivenciado todo este horror. Por ello duele tanto seguir el periplo de lo que has escrito hoja a hoja. Lo que has hecho de la forma bella, perfecta en que sabes escribir. Es una nueva contribución tuya al género autobiográfico que como he señalado en mis apuntes de lector no ha sido muy abundante en nuestras letras, pero que si nos ha dado obras mayores como los diarios de Miranda, Valentín Espinal, Blanco Fombona, Pocaterra, Picón Salas, Vallenilla Lanz y otros como los de Ángela Zago y pasajes del de Argenis Rodríguez. Ahora hay que colocarte a ti por El libro de Ana y por este Diario en ruinas.

Es importante la forma como has logrado historiar al chavismo, en todos sus horrorosos pormenores, con todas las vidas inocentes que ellos han acabado. Pero especialmente en sus aspectos ideológicos, mirando lo que llamas ‘la agenda secreta’ de todo lo sucedido y por sucederse. La hora no puede ser peor. Y proseguirá, creo, aunque no lo deseo a los compatriotas. Pero es así. Haberlo logrado trazar con tanta verdad y hondura, salvando los grandes documentos y la mayor parte de tus ensayos de análisis políticos, en los cuales eres maestra redomada, tanto que llegas al alma del lector, como has llegado en estos días al espíritu de este amigo que te ama.

Te decía en mi e-mail pasado que estaba de acuerdo contigo salvo minucias. Creo que se te olvidó consignar en las entradas de 2002 o 2003 El hueso pélvico de nuestra querida Yolanda; debías, para mí, haber dicho algo de su poemario País, que es un texto político, el mayor poemario de esta índole en estos días trágicos, como siempre los he llamado. Tan políticos como tu lectura sobre el suicidio de Virginia Wolf (p. 121) a propósito del film Las horas. He perdido ya la cuenta del número de veces que lo he visto. Y desde luego leí la novela, la que había visto impresa en una mesita de noche de una película de Almodóvar. Es razonable tu observación, es ahora que sé que su esposo era judío; me gusta lo que dices de las escritoras de los años treinta al cincuenta. Todo comenzó el 30 de diciembre de 1935 con el Mensaje de las mujeres a López Contreras, una de cuyas autoras fue mi mamá, Irma De Sola Ricardo, la más joven del grupo. Tenía 19 años. Pero todo lo que dices lo comparto contigo (p. 168) y espero citarlo en mi libro, ya terminado pero inédito Historia de la presencia oculta y feliz de las mujeres en Venezuela. Y perdona que me cite porque todo el tema de tu Diario toca todo lo que yo también he escrito, sufriendo, llorando, sobre todo este horror vivido: me llamó la atención encontrarme en el Diario la expresión: “Mascarada democrática de Hugo Chávez” (p. 130) que es el título de mi libro inédito sobre aquel, para cuyo título me pasee por diversos, hasta pensar llamar la mascarada como ‘Mojiganga’ (que es un baile con disfraces ridículos según el DRAE). Sigo creyendo plenamente una líneas que se lee en tu libro: “el pueblo de Venezuela, democrático por vocación e historia” (p. 354) que se lee en el documento número 6. En verdad es así y la divulgación democrática que llegó durante la República Civil (Manuel Caballero) hasta las entrañas de nuestra gente es la que pese a todo, nos ha salvado y está viva, arropada por los cuerpos de las vidas inocentes sacrificadas.

Leyéndolo se me salieron las lágrimas muchas veces. Y terminé la última página tan lleno de dolor y melancolía que debía caminar las ocho cuadras que rodean mi apartamento para serenarme, aunque ahora, diez horas después, todavía estoy lleno de lamentos, no por tu escritura, sino por el testimonio del horror que tan exactamente registras y con tal perfección estilística.

Muéstrale estos renglones a tus hijos y yerno. Y lo mejor para los muchachitos. Un abrazo demasiado grande para ti de quien te quiere cada día. Roberto Lovera De-Sola.

PD: Desde ayer celebro la llegada del primer ejemplar de mi libro sobre Pancho: Un formulador de interrogantes llamado Francisco Herrera Luque, que me mandó la Negrita desde Miami. Yo no tengo los 38 dólares que vale. Me enviará otros cuatro más para la prensa: Macky y Manuel Felipe, César Miguel, Shirley Te imaginarás la emoción de tener en mis manos ese volumen de 766 páginas que me costó tanto tiempo y fue escrito con tanto afecto por Pancho, “tú serás el que me hará justicia”, me dijo muchas veces. Creo que la justicia está hecha. De amazon.com me escribieron diciéndome que el libro se está vendiendo mucho en Alemania. Que sea usado para estudiar a Pancho ha sido mi más intenso deseo. Vale

Diario en ruinas

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