El domingo en la noche el rostro de los expositores expresaba un cansancio matizado con sonrisas, después de las cuatro jornadas del Salón Internacional de Gastronomía, organizado por la revista Exceso, cocina y vino. Las estrellas internacionales fueron los cocineros Elena Arzak (en la foto), Keiko Nagae e Iñaki Aizpitarte, las enólogas María Isabel Mijares, Cecilia Torres y Loreto Ruiz, los mejores cocineros del país y los nuevos sommeliers venezolanos. Pero sobre todo, esta edición del SIG obtuvo un sólido respaldo del público que, copa en mano, recorrió pasillos, probó de todo y disfrutó a mares. Todo un éxito.

Desde el jueves 30 de octubre todos los espacios del CIEC de la Universidad Metropolitana fueron plenados por las demostraciones de vinos argentinos, chilenos, uruguayos, españoles, franceses, italianos, portugueses, australianos y sudafricanos, así como whiskys, rones, brandys y cocuy falconiano, aceites de oliva de Europa y América, aguas minerales, pâtés y terrinas elaborados artesanalmente, pastelería clásica y de vanguardia, libros especializados, páginas de Internet, artefactos de cocina, academias de formación culinaria y hasta una línea de cruceros.

En los salones laterales se ofrecieron varias conferencias y se cataron vinos, jereces, cavas, aceites de oliva, rones, brandys, chocolates, especies, picantes, chuneys, yuca y otros ingredientes de sorpresa.

En mis tres visitas al SIG 08 elaboré una lista con los productos que más me gustaron. Entre los vinos chilenos destaco el extraordinario cabernet sauvignon Único de la casa chilena Ventisquero, el legendario Caballo Loco de Valdivieso y el magnífico Altair. De los argentinos me gustó el afrutado torrontés de Raza Argentina pero sobre todo el excelente cabernet sauvignon Gran Reserva de Navarro Correas.

De España, el albariño de la casa gallega Terras Gaudas se reveló seductor y preciso, mientras el Valduero Reserva sobresale por su calidad. El Chateau Magnol de la francesa Barton & Guestier me gustó mucho. De Uruguay me encantó en Tannat Reserva de Pisano.

También me sorprendió por su calidad el aceite de oliva extra virgen Olade, de Chile, tanto en su versión pura como en las aliñadas con albahaca, ajo y kermén.

Entre los productos venezolanos coloco en un lugar especial el Cocuy Pecayero de Falcón, cuyos 52 grados de alcohol no esconden la suavidad de un destilado que ya recibió su denominación de origen controlada. Un producto totalmente diferente aún desconocido entre la mayoría de los veenzolanos. Un poco más allá están el chocolate de Paria, untuoso y soberbio.

Disfruté el pâté de hígado de pavo de Ernesto Balzi y las vinagretas, salsas, chutneys, pâtés y terrinas de Productos Miscellanneous.

Entre las catas descollaron las de Alex Arcas con Juve y Camps y sus deliciosas tapas y la denominada Las Joyas de Le Gourmet, guiada por Ettore Perin, con excelentes champañas y muy buenos vinos.

El VII Salón Internacional de Gastronomía cumplió con las expectativas creadas. Cada año se hace mejor. Felicitaciones de nuevo.

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