Qué podemos decir sobre un film sobre el que casi todo ha sido dicho. Es a la vez una ópera prima y el mejor film de su autor. Pocos casos se dan en que el intento inicial de un realizador se revele como su mayor logro. Cuando, inesperadamente, un universo formal y expresivo se hace presente y alcanza la summa de sus posibilidades y deja al mundo asombrado. ¿Cómo logró mostrar tal pericia si nunca habÃa dirigido? Misterio irresoluble que  jamás develaremos y de allà su excepcionalidad. Se podrÃa argumentar que era un notable actor y genial director de teatro, pero todos sabemos las diferencias casi insalvables que separan al cine del arte escénico. Hay pocos casos que se le asemejen, porque en el trabajo de la mayorÃa de los artistas la obra mayor surge de una perseverante paciencia, de la ardua práctica de una manera de hacer. A través del error y el tropiezo se va configurando, lentamente, la obra acabada. Welles se ahorró todo eso, un dÃa apareció como Adán del barro primigenio, completo y terminado. Digamos que los errores los cometió después, no se puede decir que sin la ayuda de algunos productores. Retrepar el elevado pedestal que el mismo habÃa construido se reveló imposible.
Después de Ciudadano Kane (Citizen Kane, EE.UU., 1941)  Welles inicia la mas estrepitosa decadencia que director alguno haya vivido. Decimos estrepitosa, porque a partir de su segundo film el punto de comparación siempre fue la gran obra inicial. Y lamentablemente, para Welles, nunca el nuevo film pudo equipararse al primero. La tragedia de Welles es que siempre competÃa consigo mismo, hasta ahora ningún director, después de más de siete décadas, ha superado su Grand Opus en armonÃa estructural, potencia expresiva y ambición de grandeza. Y como lo señalan algunos de sus mejores amigos, además de lo difÃcil que era conseguir el dinero para realizar sus films, Welles a veces se dedicaba a autosabotearse tal como lo refiere su compañero del Mercury Theatre, John Houseman. Quizás inconscientemente estaba seguro de un nuevo “fracasoâ€. Fracaso entre comillas porque a cada nuevo intento Welles mostraba el gran director que era. Sus pelÃculas están llenas de hallazgos e ideas visuales tan brillantes que asombran tanto por la ejecución como por la concepción. Asà Welles al proponerse lograr hazañas que superaran su gran film, nos dejó realizaciones maravillosas como La dama de Shanghai (The Lady from Sanghai, EE.UU, 1947), El cuarto mandamiento (The Magnificent Ambersons, EE.UU,1942)  Otelo (The Tragedy of Othello, EE.UU., Marruecos, Italia, Francia, 1952) Macbeth (Macbeth, EE.UU, 1948) y ese maravilloso falso documental titulado F for Fake (Francia, Irán, Alemania Occidental, 1975). Gracias a esa accidentada carrera Orson Welles llenó su vida de espléndidos fracasos, con lo que nos hacÃa recordar que era el mejor director del mundo.
EL CIUDADANO KANE (Citizen Kane). USA, 1941, 119 minutos. Director: Orson Welles. Guión: Orson Welles y Herman J. Mankiewicz. Música: Bernard Herrmann. FotografÃa: Gregg Toland. Reparto: Orson Welles, Joseph Cotten, Everett Sloane, George Coulouris, Dorothy Comingore, Ray Collins, Agnes Moorehead, Paul Stewart, Ruth Warrick, Erskine Sanford, William Alland, Alan Ladd. Productoras: RKO y Mercury Theatre Productions Obtuvo el Oscar al mejor guión 0riginal y nueve postulaciones. El National Board of Review la eligió como mejor pelÃcula y el CÃrculo de CrÃticos de Nueva York la proclamó mejor pelÃcula.