Magnífica actuación de William Goite como Heriberto Camargo en «ÃƒÅ¡ltimo cuerpo».

Durante treinta y cinco años el reportero Heberto Camacho fue una referencia en la fuente de sucesos del diario Panorama de Maracaibo, Narraba las noticias de sangre y muerte desde una perspectiva literaria que le ganó adeptos pero también detractores. Actuaba como un verdadero investigador policial y reconstruía los casos desde el final hasta el principio. Fallecido en 2006, permanece en la memoria de los zulianos que aprendieron a leer el periódico de “atrás pa’lante”. Esta especie de leyenda se convirtió en el personaje central de Último cuerpo, tercer largometraje de Carlos Daniel Malavé concebido como un policial cuyo protagonista es Heriberto Camargo, alter ego de Heberto Camacho, quien investiga la muerte de un travesti a orillas del lago. Este es el punto de partida de un thriller que expone los laberintos de la corrupción y el poder en la zona y que representa un punto de mayor desarrollo en la filmografía de Malavé, autor de Por un polvo (2007) y Las caras del diablo (2010), en las que exploró con suerte irregular el universo del cine negro.

Acción y violencia, muerte y venganza, traición y corrupción conforman los elementos de una película que se levanta a través de una estructuración multitemporal en la que la historia avanza y retrocede de acuerdo con las necesidades del caso. Como sucedía con las crónicas de Camacho en la realidad y como se desarrolla en la investigación de Camargo en la ficción. A partir de un cadáver el periodista realiza el viaje inverso hasta llegar a los móviles del asesinato. De esta manera reconstruye este crimen, descubre sus relaciones con el asesinato de dos policías municipales durante la misma noche, identifica zonas oscuras donde habitan personajes de las sombras y va armando el rompecabezas. Ya son siete los funcionarios ultimados por un sicario, a quien el periodista bautiza como Vincent. El entramado se complica cuando surge el comisario Sangretti, eterno rival de Camargo, y un conjunto de personajes secundarios que ofrecen un fresco terrible de la noche marabina, hasta un final bien urdido que involucra otros factores dramáticos de mayor poder sobre la gente. Como se sabe, la serie negra se caracteriza su trama violenta y letal pero también por sus implicaciones en el mundo de la dominación social, económica y política. La vieja lucha entre la verdad y las apariencias. Entre el Bien y el Mal.

Último cuerpo fue concebido como un film de acción con los elementos necesarios para mantener la atención del espectador alrededor de un personaje fuerte en una situación especial. Reproduce la deconstrucción del caso investigado por Camargo y por ello regresa a pasajes que ya conocemos para añadirle nuevos elementos.  Lo mejor de esta ingeniería narrativa, que puede parecer complicada, se halla en los personajes que van surgiendo, tanto los tres principales —Camargo, Vincent y Sangretti— como los secundarios –el subinspector Adafel, el fotógrafo Morillo, la periodista Ana Gabriela López o Rosa Ramos, la hermana del travesti asesinado y algunos más— que funcionan como soporte dramático de los primeros. Cada uno posee rasgos específicos que se van desarrollando con la historia. Esto es lo que compone un cuadro humano donde la cultura marabina se impone. En especial cuando dos maracuchos enfrentados conducen la trama hasta revelar los orígenes del el crimen y la corrupción.

William Goite y Miguel Ferrari revelan, de nuevo, una capacidad expresiva remarcable. Actores de primer nivel que comprenden sus personajes y saben como revelarlos ante el público. El Camargo de Goite genera la inmediata empatía del espectador, con su acento, sus discursos morales y su frustración literaria, muy del cine negro, y el Sangretti de Ferrari ejerce la fascinación del villano sólido, implacable y sin escrúpulos, muy del cine negro también. Por su parte, el Vincent de Jean-Paul Leroux es el mejor personaje que le visto al actor venezolano, construido sobre sus contradicciones, explotando su simpatía pero también su crueldad. Muy buena la secuencia en el mercado donde Vincent apunta a Camargo como un francotirador. En otro plano,la RosaRamosde Matilde Corral o el Adafel de Jesús Cervó o el Morillo de Guillermo García y otros personajes e intérpretes edifican con eficacia su participación en la historia.

Los puntos débiles del film hay que encontrarlos en una fotografía irregular que a ratos presenta elementos innovadores y por momentos se limita a un registro plano de las situaciones. Tal vez sea la grabación original en video que impide desarrollar las texturas de luz y color. Otro punto a considerar es el abuso de discurso moral de Camargo hacia el final de la historia. Se excede con las palabras. También habría que señalar algunos personajes que no están suficientemente desarrollados como la periodista López, el empresario francés o el jefe de redacción de El Marabino, más cercanos al estereotipo que a la representación desde adentro.

Con Último cuerpo Malavé se eleva notablemente sobre su anterior Las caras del diablo, porque ha abandonado la prisa para ejercer un mayor control de su creación. Entrega un film más redondo que, sin ser una obra maestra, propone una visión propia del cine negro y de sus personajes y le devuelve a Maracaibo su protagonismo cinematográfico. Ya anuncia su próximo trabajo: La pura mentira. Ojala siga su trayectoria ascendente.

ÚLTIMO CUERPO, Venezuela, 2011. Dirección, guión, fotografía, montaje y dirección de arte: Carlos Daniel Malavé. Inspirado en un guión de Edwing Salas y Dámaso Jiménez. Producción Ejecutiva: Gabriela Rojas, Adolfo López Sojo y Malavé.  Jefe de Producción: Cristóbal Barberena. Dirección de sonido: Carlos Torres. Música original: Yoncarlos Medina. Vestuario: Gabriela Rojas. Maquillaje: Aimara León. Elenco: William Goite, Miguel Ferrari, Jean Paul Leroux, Mercedes Brito, Jesús Cervó, Guillermo García, Matilda Corral, José Roberto Díaz, Sócrates Serrano, Vicente Peña, Guillermo Londoño, Alejandro Palacios, Guillermo Canache y Jackson Gutiérrez, entre otros. Distribución: Cinex.

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