Caupolicán Ovalles
«Esa época coincide con la legalización de los partidos de izquierda, la campaña electoral y la apertura hacia las formulas democráticas y las formas pacíficas del juego de masas».

En un relato ameno, múltiple y no exento de implicaciones críticas y poéticas, Caupolicán Ovalles, Padre de la República y Presidente durante varios períodos, cuenta la historia de un grupo singular, único y contradictorio, cuya existencia azarosa ha llamado la atención del país en distintas oportunidades. Es también este texto, de alguna manera, una inesperada parodia de la opereta política latinoamericana.

“La República del Este nace, en realidad, como la conclusión de varios intentos de asociaciones y de experiencias de grupos literarios, entre ellos la lógica línea que va de Sardio al Techo de la Ballena, del Techo de la Ballena a Sol Cuello Cortado, y de este al grupo Pandilla de Lautréamont. Hay allí lo que los abogados llaman una acción interlocutoria, que fueron los años que yo viví en Bogotá en los cuales conocí la forma de participación que tuvieron los nadaístas, un grupo abierto hacia todos los aspectos de la vida colombiana, donde no obstante que existía un sancta santorum de los más importantes, su influencia era tal que la juventud colombiana era identificada como nadaísta. La experiencia venezolana había sido la de los grupos cerrados de diez o doce personas. Con la desintegración del Techo se comprobó que no era válido reunirse alrededor de una revista literaria. Después de mi viaje a Europa y los países socialistas, integramos lo que se llamó la Pandilla de Lautréamont. Para no tener conflictos de tipo grupal inventamos que existía un sitio ideal donde nosotros nos encontrábamos, al que llamábamos República del Este. Carlos Noguera, recuerdo, lo definió como sitio o punto ideal para el encuentro de los poetas. Y hacia ese sitio íbamos los de la Pandilla, Luis Camilo Guevara, Mario Abreu, Carlos Noguera, Pepe Barroeta, el Chino Valera, Elí Galindo…

unnamedEsa época coincide con la legalización de los partidos de izquierda, la campaña electoral y la apertura hacia las formulas democráticas y las formas pacíficas del juego de masas. Tomando en cuenta las posibles participaciones nuestras en las campañas de los partidos (yo entonces estaba incluido en las listas de UPA), comenzamos a dar mítines en El Viñedo, un bar de Sabana Grande. En medio de eso apareció la idea de la República del Este y nuestros mítines y discursos fueron entonces en nombre de la República. Así fue como por primera vez, en octubre del 68, en El Viñedo, constituimos gobierno. Yo me nombré Presidente, nombré a Luis Camilo Guevara Primer Ministro, a Mario Abreu Ministro de la Defensa y a Javier Villafañe Ministro de Educación.

“Posteriormente, en otro bar, el Paprika, comenzó la etapa de los mítines abiertos. Un día estaba yo montado en una mesa dando un discurso y entonces destituí a Cayetano Ramírez como Ministro, sin haberlo nombrado. Cayetano lloró de la rabia y dijo que no me apoyaba, sino que apoyaba a José Vicente Rangel. En ese momento a nadie le pasaba por la cabeza que José Vicente iba a ser, cuatro años después, el candidato de la izquierda. Cayetano pasó muchos años sin volver a Sabana Grande.

En el 1969, siendo Secretario General del Inciba, Rubén Osorio Canales se incorpora a la República. Fue a la salida de una exposición de Mateo Manaure. Fuimos de allí a una fiesta en casa de Simón Alberto Consalvi, y allí comenzamos con la modalidad de los discursos en las fiestas. Ese día Rubén Osorio se hizo republicano.

Pero en la realidad, la primera vez que se nos reconoció públicamente como República del Este fue en la Asociación de Escritores Venezolanos, en el año 1970; en un foro sobre Ramos Sucre del cual fue moderadora Gloria Stolk. Ese día fuimos todos y yo estuve en el panel con don Fernando Paz Castillo y Juan Liscano. Ese día yo me reconcilié con Juan Liscano, al que tenía varios años sin tratar por razones políticas, Luis Camilo Guevara hizo una intervención absurda, que nada tenía que ver con lo que estábamos rabiando y la República fue admitida como tal”.

Arturo Uslar Pietri, Mary Ferrero, Caupolican Ovalles, Luis Garcia Morales, David Alizo, J. R. Cortez, Hugo Batista. Fotografo: Vasco Szinetar.
Arturo Uslar Pietri, Mary Ferrero, Caupolican Ovalles, Luis Garcia Morales, David Alizo. Fotografo: Vasco Szinetar.

“En el año 70, a raíz de la Renovación en la Escuela de Letras, nueva gente va ingresando a la República. Yo sigo siendo el Presidente, pero a la muerte de Alberto Brandt delego, por duelo, en Mario Abreu. Lo nombro Presidente Encargado por Tiempo Indefinido. En el 71 una noche en una fiesta en casa de Nancy Abreu hizo su gran papel de Presidente: cantó, bailó, se comió una mata, en fin… ¡maravillas! Pero yo di un discurso y reasumí la Presidencia. A Mario le dio una furia tan grande que yo me fui de la fiesta porque creí que me iba a matar.

En 1972 ya estamos funcionando en el Franco’s. Es presidente Rubén Osorio Canales y lo acompaña en el gobierno Oscar Díaz Punceles.

En 1973, después del triunfo de Carlos Andrés Pérez, se inicia en la República del Este lo que podríamos llamar la ‘etapa bolivariana’: los golpes se suceden, los presidentes pierden y recuperan el poder y los gobiernos duran a veces pocas horas, unos días. Fueron Presidentes en ese período Osorio Canales, Alfonso Montilla, Marcelino Madrid. Este último, siendo Presidente, llegaba todos los días al Franco’s y preguntaba: “¿Estoy tumbao?”. Hasta que un día así sucedió.

La República del Este está concentrada en las fiestas, pero también en el Franco’s, con cierto rigor, y en el Camilo’s, con escándalo.

Todavía no se había llegado a la integración actual, a pesar de que éramos muy amigos. Por ejemplo, en ese entonces Manuel Alfredo Rodríguez jamás hubiese imaginado que un día él llegaría a ser Presidente de la República del Este.

FOTO CAUPO CON JUNIO Y ALFONSO MONTILLAEn una fiesta que se le dio a Reinaldo Espinoza en casa de Blas Russo, quien acababa de ser nombrado Presidente del Concejo de Petare, Adriano González León y Alfonso Montilla se cogieron el show para ellos, dieron un golpe y formaron gobierno. Allí comenzó una etapa de reorganización de la República del Este”.

“El año 1974 fue de gran promoción para nosotros. Ese año se incorporó mucha gente que no tenía nada que ver con el origen literario-político del grupo. Se integraron empresarios, políticos, señores de la gleba, dueños de negocios, mesoneros, amigos de los señores de la gleba, amigos de los empresarios, las novias, las esposas, las secretarias: todo el ventorrillo social clasado y desclasado.

Por otra parte se habían producido elecciones en el país y la derrota social de los derrotados de alguna manera los acerca a la República del Este: a León de Greiff, a Luis Beltrán Prieto, a Ramón Velásquez, a Giacopini Zárraga, a Miguel Otero Silva, a Pedro Lhaya. Y alrededor de estos homenajes nueva gente amiga de los homenajeados se incorpora a la organización”.

FOTO CAUPO CON NICOLAS GUILLEN
Parado a la izquierda Caupolican Ovalles, toca el maestro Riera, parado el poeta Vicente Gerbasi y sentado Nicolas Guillen.

“Llega un momento muy importante que es el nombramiento de José Carrillo Moreno como Presidente del Inciba. Carrillo va al Franco’s e invita a la República del Este para que asista a su juramentación. Allí, sorpresivamente y sin consultarme me nombra Secretario General del Inciba.

La Presidencia de Carrillo Moreno, Presidente del Inciba, dio a la República un apoyo institucional, que posteriormente pudo ser cuestionado, pero que fue importante. Por su parte la República proporcionó al Inciba un sindicato de artistas organizados según leyes muy específicas, azarísticas y de corte surreal.

Bien. Muere Carrillo Moreno y nosotros vamos a enterrarlo como República del Este. Publicamos una esquela mortuoria que es nuestra primera participación en la sociedad venezolana, con la seriedad que implica invitar al entierro de un hombre que es Presidente de un instituto del Estado, pero que al mismo tiempo es republicano.

“Dimos un golpe de Estado, tumbamos a Rubén Osorio Canales y convencemos a Manuel Alfredo Rodríguez de que acepte la presidencia, todo esto en una riña tumultuaria, en la cual, recuerdo, estuvo presente Juan Manuel Sucre Trías.

Mary Ferrero, Ramón J Velásquez, Luis García Morales y Caupolican Ovalles. Reunión en el restaurant República del Este. Caracas (ARCHIVO EL NACIONAL)
Mary Ferrero, Ramón J. Velásquez, Luis García Morales y Caupolican Ovalles.

Cambia entonces bastante el tono de la República porque Manuel Alfredo, sin notarlo, le imprime parte de su seriedad. Manuel Alfredo establece una doctrina desde el punto de vista administrativo, político e institucional. Se crea un gobierno de verdad verdad, con ministros, embajadores, etc. La fiesta rumbosa de toma de posesión de Manuel Alfredo es nuestra primera presentación en sociedad.

La televisión, la prensa, comienzan a interesarse por la República. En el discurso de Manuel Alfredo se establecen las bases doctrinarias de la República y su diferencia dentro de la sociedad venezolana. Se entra en una etapa de legalización y se va a las primeras elecciones. Los ideólogos de la legalidad, de la representatividad y de la constitucionalidad fueron Adriano González León y Manuel Alfredo Rodríguez. Ellos encabezan el binomio ganador en las urnas, me ganan por escaso margen y porque permití que muchos adecos ajenos a la República votasen. En esas elecciones también presentó candidatura Héctor Gil, quien sacó cuatro votos y desde entonces se volvió loco.

La mayoría, lo que habíamos perdido las elecciones, se comienza a organizar en una oposición cerrada”.

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Izquierda, el poeta Acevedo, Luis Pastori y Carlos Contramaestre, Foto: Vasco Zsinetar.

“El Presidente Rodríguez instauró la modalidad de las reuniones semanales de gabinete, las cuales se realizaban en la Galería Durbán. Durante ese período constitucional yo advertí que el Presidente Rodríguez era muy susceptible a los ataques, que no tenía la capacidad de maniobra necesaria para enfrentarse a un grupo de cripto-surrealistas, como era la oposición. Lo fustigamos mucho y él se vio obligado, en medio de grandes algarabías, a renunciar varias veces. Yo iba estableciendo con mis compinches las bases del golpe y seguimos molestando a Manuel Alfredo hasta llevarlo casi a la locura. Fue entonces cuando, como culminación de ese proceso, se produjo el chuletazo, en el cual se le exigió que planteara nuevas elecciones, que presentara a su candidato y que renunciara a ejercer otro período.

Proyecto de Arte Fotografico. Elias Valles, periodista, empresario y fundador de varios cementerios en el pais. (Mariano Diaz / Coleccion Archivo El Nacional)
Caupolicán Ovalles a la izquierda, Elias Valles, al centro, elecciones de la República del Este.

Recordando aquello de la Revolución Francesa, en que se reunieron en un frontón vecino, nosotros nos retiramos a un bar al cual nunca habíamos asistido, llamado La Chuleta, en la Francisco Solano. Allí redactamos el manifiesto de la conjura, parafraseando verso por verso el poema de T.S. Eliot Tierra Baldía. Teníamos mayoría y habíamos pasado a las acciones de calle, pero cuál no sería nuestra sorpresa cuando de pronto se presenta a La Chuleta el mismo Manuel Alfredo Rodríguez, acompañado de Orlando Araujo, cosa que no se comprende porque Orlando era partidario nuestro. Manuel Alfredo nos dice que no era posible que se le diera un golpe de Estado porque él tenía mujer, hijos y domicilio conocido. Yo pegué un brinco para igualarme a la altura de su rostro y le grité: “¡Usted está destituido, Presidente Rodríguez!”, y al recobrar el equilibrio me caí y me falseé un pie.

Continúa la conjura. El Presidente Rodríguez se retira a su cuartel Camilo’s y nosotros seguimos estudiando nuestra táctica y nuestra estrategia. Creo que más importante que el golpe de estado en sí era el haber comprobado la vulnerabilidad del Presidente Rodríguez, su perfectibilidad como enemigo y la poca capacidad que tenía para acorralarnos en campos que para él eran de honor, pero para nosotros eran de surrealismo y de locura.

Una vez que nos sentimos victoriosos nos fuimos hacia el Camilo’s, donde aconteció una batalla campal en la cual el Presidente Rodríguez perdió todo el comedimiento de que siempre ha hecho gala, y cuando Alfonso Montilla fue a leerle el hermoso manifiesto que parodiaba a Eliot, Manuel Alfredo le tiró una trompetilla.

PROYECTO DE ARTE FOTOGRAFICO. Miguel Otero Silva junto a personalidades de la cultura, entre ellos: Caupolican Ovalles. Marcos Williams, Luis García Morales y Laura Otero. 29-05-1980. (JUAN QUIJANO / COLECCIÓN ARCHIVO EL NACIONAL)
Miguel Otero Silva junto a personalidades de la cultura, entre ellos: Caupolican Ovalles. Marcos Williams, Luis García Morales y Laura Otero.

Nos batimos en el campo del honor, hasta que la sangre del alcohol, las espumas de la champaña, la. fragilidad del vino, la dureza de los rones y los cuerpos sombríos del whisky cubrieron el rostro de los republicanos.”

“Esa noche se logro un acuerdo politico: se realizarían elecciones en un termino no menor de diez días. Durante la campaña electoral los participantes del golpe de La Chuleta se dividieron y entonces hubo dos candidaturas fundamentales: la de Alfonso Montilla y la mía. Podría decirse que la gironda, la montaña, se fue con Alfonso Montilla y los otros cuerpos políticos se fueron con la candidatura mía. Arrasamos nosotros e instauramos un nuevo ejercicio del poder que echaba por tierra la estructuración de origen francés, de inducción a lo Montesquieu que había instaurado el Presidente Rodríguez. Legalizamos el golpe de estado como arma válida, acabamos con la armazón administrativa, establecimos un nuevo orden internacional, hicimos escarnio de la figura del Presidente. Comenzó una época de rebelión, de distorsión total, pues el triunfo de mi candidatura significó la anarquía y el triunfo del pensamiento surrealista. Recuerdo que como Manuel Alfredo era tan dueño de ejercer el poder, yo, por contraste, lo que hice fue una delegación permanente del poder e incluso la misma noche que fui elegido encargué la presidencia al Canciller, que era Héctor Myerston. Denigré la majestad del poder y se lo cedí a cuantas personas quisieran ejercerlo. No quise fiestas al estilo Pompadour, ni a los Luis XIV, ni a lo Fontainebleau, sino que asumí en la Galería Durbán con una gran humildad de tipo político. Di un discurso distorsionado donde a cada miembro de la República del Este se le adjudicaba un cargo o un cuerpo simbólico, que si bien no se correspondía con la verdadera personalidad del republicano en cuestión era una manera de descentralizarlo de sí mismo.

Edicion Aniversaria 2004. Decada 80. Restaurant: Republica del Este. Caopolipan Ovalles, Aracelis Gil, Alberto Pantin y Hugo Battista. Foto: Vasco Szinetar - Coretsia Vasco Szinetar. -- ENTRETENIMIENTO
Caupolipan Ovalles, Aracelis Gil, Alberto Pantin y Hugo Battista. Foto: Vasco Szinetar.

Se me olvida contar lo del área mágica. El área mágica se fundó el mismo día del triunfo electoral de Manuel Alfredo Rodríguez y Adriano González León. La mayoría de la gente del área mágica era la que venía de la década del 60, de las escuelas de letras, los poetas. Adriano González León seguía siendo para nosotros un maestro, pero apoyaba a Manuel Alfredo Rodríguez. Y a este lo sustentaban gente ligada a un viejo estilo de ser venezolano, a una cierta preceptiva de comportamiento tanto polí- tico como social. Yo diría que el binomio Rodríguez-González representaba la parte conservadora, la derecha. Nosotros representábamos el bochinche, el desajuste social, la protesta debida o indebida. El área mágica se estructuró temáticamente y se organizó, pero nunca publicó nada. Es, tal vez, el antecedente más remoto de la revista República del Este. Por ahí hay una cosa que llaman Área Mágica, que sale en la escuela de letras, pero no tiene nada que ver con nosotros.

“Cuando entregué el poder, después de todo mi trabajo de desmantelamiento, me sentí el verdadero Padre de la República, pues si bien por una parte había contribuido a fortalecer dentro de nosotros un sentido humano y social, un sentido ligado a la creación, a la participación y sobre todo ligado a una oratoria repentista, surreal y azarística, también me sentía específicamente gozoso de haber eliminado toda posibilidad de identificación entre la República del Este y la del oeste. Mientras más lejos estuviéramos de la otra República, mientras mayor fuera nuestro ejercicio dentro de nuestro gran cubículo, dentro de nuestro gran campo secreto, dentro de nuestro gran parque utópico, más identificámos a la República del Este con la República mágica, la soñada por los surrealistas, por Gómez de la Serna, por los impresionistas, por todos los que se han enfrentado a la realidad con un orden mágico secreto”.

unnamed (1)“Vienen entonces unas elecciones que gana Junio Pérez Blasini, quien compite contra Manuel Quintana Castillo. El electorado se dividió. Hubo un grupo, capitaneado por Adriano González León, que por razones surreal-elitescas no quiso votar en el Camilo’s y lo hizo en la Galería Durbán. El grupo mayoritario, en el cual me incluí, surreal-perraje, votó en el Camilo’s. Naturalmente, ganamos las elecciones.

La presidencia de Junio Pérez Blasini fue muy plácida y muy correcta. Los ánimos estaban más tranquilos y esa etapa corresponde a la campaña electoral que se inicia en el país. Recuerdo que un día Luis Herrera Campins, en un acto en Pro-Venezuela, me preguntó por qué me había dejado quitar el poder: ya comenzábamos a interesar a los políticos. En esa época dimos otro golpe de Estado para elegir a Orlando Araujo. Queríamos, en realidad, elegir a Elías Vallés, pero Orlando se erigió en jefe del golpe de Estado. Su presidencia, sin embargo, no tuvo el cuerpo acontecimental que todos esperábamos.

Surge entonces la candidatura del Dr. Manuel Matute, quien siempre había sido motorizador de la República del Este, pero nunca había aceptado ser dirigente. Un día Manuel se levantó para proponer la candidatura de Alfonso Montilla y me dio la palabra para apoyar su propuesta. Yo di un discurso con un vuelco de 180 grados y presenté la candidatura de Manuel. Esto fue en el 1978. El poeta Ángel Eduardo Acevedo tomó la palabra y explicó lo que era un psiquiatra: fue un discurso tan extraordinario y conmovedor, que desencadenó un río discursivo y esa noche se proclamó Presidente a Manuel Matute”.

“Manuel inició un nuevo estilo en la República del Este que fue la charla expositiva, de corte unamuniano, de onda parabólica, donde siempre se le enseña al auditorio cuatro o cinco cosas importantes, donde siempre hay unos supuestos que se cumplen a lo largo del hecho expositivo.

Se hicieron unas elecciones muy formales donde llegaron a votar 700 personas. Ganó Manuel Matute y ejerció su mandato dentro del mismo estilo y con una característica muy singular: todos los fines de semana organizaba actos de una perfectibilidad digna de un promotor de la Unesco, llevaba una libreta con programaciones, cuadros, cotizaciones, viajes a la prensa, avisos, llamadas audiovisuales, contactos con el cuerpo de invitados, pero nunca llegó a realizar absolutamente nada.

Luego fue elegido Marcelino Madrid, pero para sorpresa nuestra su mandato fue muy gris y no satisfizo las aspiraciones del electorado.

Y esto nos lleva a un replanteamiento del esquema total de la República del Este y la posible formulación de nuevas políticas electorales. Yo por mi parte opino que se debería imponer nuevamente la fórmula tumultuaria y del golpe de estado que me parece la mejor vía histórica”.

Entrevista publicada en la revista REPÚBLICA DEL ESTE, Año I, N° 1, Junio 1980,  pag  52-57
EN (DES) USO DE RAZÓN, Antología poética y otros textos, de Caupolicán Ovalles, 2016, pag 317-325

* Mary Ferrero (Argentina, 1939; Caracas, 2003), cultivó diversos géneros literarios, entre ellos la crónica, el ensayo y el cuento, de los cuales publicó libros en importantes editoriales. Así mismo, ocupó cargos esenciales en la gestión pública venezolana de su tiempo, tales como Directora de Literatura en Monte Ávila Editores y Presidenta del Cenal, entre muchos otros.

Tomado de http://fundacioncaupolicanovalles.com

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