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La sala vacía de Teatrex El Hatillo.

Este año las tablas no se dejaron amilanar, el teatro siguió haciendo teatro, el gremio actoral siguió entrenando la memoria, y los espacios para el arte se mantuvieron en pie a pesar de que algunos tuvieron que ceder a la situación país, como fue el caso de Teatrex El Hatillo quienes comunicaron que la crisis económica, política y social que pesa sobre Venezuela fue el motivo de una lamentable noticia, el cierre permanente de sus puertas el pasado 19 de diciembre. 

Pero a Venezuela le encanta el teatro, no hay que rebuscar mucho para encontrar algo que ver el fin de semana, para leer una agenda cultural que se empeña en el arte como modo de supervivencia. Fueron muchas las piezas teatrales para reír, reflexionar y sentir que se presentaron en el 2016 con la pasión de quienes aman lo que hacen.

En El Teatro les traemos un conteo con 10 montajes de piezas teatrales venezolanas que se esmeraron y destacaron este año por su creatividad y coherencia para transmitir sus historias y fantasías.

Terror

terrorUn avión comercial con 164 pasajeros a bordo es secuestrado por un terrorista, su intención es estrellarlo contra un estadio con 70.000 espectadores. Para impedirlo, un mayor del ejército alemán decide derribar el avión, acabar con la vida de los pasajeros, vidas inocentes, para evitar una tragedia mayor.

Desde la escena teatral se plantea un dilema político, ético y moral sobre si este militar es culpable de las muertes o es inocente; o bien si debería ser condenado o liberado de toda culpa.

La crema y nata

La Crema y Nata

Todos bajo la dirección de Elvis Chaveinte, quien también realizó el diseño de escenografía, La crema y nata es una obra de la agrupación Deus Ex Machine, en la que se toca el tema de la violencia en Venezuela, específicamente en los recintos carcelarios. Una sátira que nos lleva a ver personajes grotescos, que manifiestan sus miserias humanas como el abuso de poder, la venganza, la ignorancia, la ira y hasta la inocencia en un submundo que no está tan alejado de la realidad externa.

Con una puesta en escena que transmite la esencia de la cotidianidad vívida en los centros penitenciarios venezolanos, La crema y nata nos acerca a eso imposible posible abordado desde un punto de vista irónico, en donde más de un espectador podrá identificar su paradigma social.

La Granada

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La Granada se desarrolla en un puesto de control ubicado en alguna carretera de Venezuela a donde llegan unos artilugios de guerra inéditos, de paquete, supuestamente de origen suizo; su destino es ser probados durante una jornada de maniobras militares en el campo. En la práctica un joven miliciano activa una de las granadas por accidente y su dedo se convierte en la única extremidad certera entre su existencia y una muerte extravagante y cochambrosa.

En la dirección figura Angélica Arteaga acompañada de María José Castro en la asistencia de dirección y, en la iluminación, José Jiménez.

El traje nuevo del Emperador

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Es un clásico. El cuento de Hans Christian Andersen lo conocen todos. Pero esta es una nueva versión adaptada por el director Basilio Álvarez y dirigida por Daniel Dannery en el que hacen aparición nuevos personajes, dignos de este conteo de las 10 mejores piezas teatrales de 2016.

A la historia del millonario emperador que busca sorprender a todos con un traje nuevo -que resulta en una estafa invisible- Álvarez agrega nuevas ramas como la historia de amor entre Waldo, el príncipe guapetón, y Nina, la más fea del montón. Añadiendo un mensaje sobre las apariencias y el amor, que nutre al tema del engaño contemplado en el original.

La escenografía fue realizada por Ramón Pérez Pina, sobre los diseños de Carlos Agell;

Lucy en el cielo con diamantes

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Original del uruguayo Avo Pérez y bajo la producción de la animadora Viviana Gibelli y con la dirección del músico Armando Álvarez, esta propuesta es una de las piezas teatrales que se presentó con la premisa de despertar la legendaria música de los Beatles del inconsciente de las nuevas generaciones y, por qué no, hacerla inmortal.

El escenario, como una metáfora de la realidad el mundo de la protagonista es una caja que tiene la capacidad de descomponerse y adaptarse a cada situación por la que Lucy debe pasar. De esta forma, su agitado hogar es capaz de convertirse en el reino dominado por los grandes campos de fresas y que la malvada reina quiere destruir.

Rojo

Foto de : photomanifiesto

Una pequeña sala transformada en un taller de pintura es el escenario que recibe al público que asiste a ver la obra del autor John Logan inspirada en la vida del artista Mark Rothko: Rojo. La pieza, dirigida por Daniel Dannery está basada en un suceso real. El montaje tiene la complejidad de durar más de dos horas con tan solo dos actores en escena, pero las audaces interpretaciones de Basilio Álvarez y de Gabriel Agüero hacen de la experiencia un suceso memorable.

La escenografía está decorada con pinceladas rojas y negras que, paradójicamente, recuerdan a Pollok, el eterno rival artístico de Rothko, como si el director quisiera asomar desde el comienzo que la obra está repleta de dualidades, de contrapartes, de reinterpretaciones.

Franz y Albert

Franz y Albert

El encuentro se enmarca en una de las reconocidas veladas organizadas por Berta Fant, en 1911, donde se solía juntar la élite intelectual de la época. A pesar de tener referentes, al parecer, opuestos como lo son la ciencia y la literatura, Albert Einstein y Franz Kafka desarrollan en la pieza teatral Franz y Albert, un genial encuentro una empatía que atraviesa lazos con la tradición judía, la incomprensión del mundo que los rodea y la dificultad de las relaciones humanas.

Los actores Luigi Sciamanna y Antonio Delli encarnan respectivamente a Kafka y Einstein, quienes comienzan una conversación a partir de la sinfonía de un violín; “quien conserva la facultad de ver la belleza, no envejece”, refirió alguna vez el escritor. Ambos personajes atraviesan diferentes etapas y logran conectarse con el público de manera instantánea cuando muestran que sus temores y anhelos no son diferentes a los nuestros.

Fango Negro

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Fango negro es un intento de trasladar la vieja historia de amor con humor venezolano y urbano, un tanto absurdo, que se ha mantenido en cartelera casi todos los años en Venezuela aunque no siempre tuvo su muestra en Caracas, como ocurre en Montevideo, donde ha sido escenificada durante 20 años ininterrumpidamente y ya va por su temporada 25.

El montaje a cargo del Centro de Directores para el Nuevo Teatro conjuntamente con Mandarina Films y The Kaleidoscopic World Art Foundation se presentó en Caracas para recrear una historia que transcurre a bordo de un autobús de recorrido urbano. Sobre este, el espectador se convierte en parte de diversas historias que tienen lugar en el trayecto.

 

En Caracas, la primera exhibición de Fango negro fue en 1990. La actual fue dirigida por Daniel Uribe.

Postales de Caracas

Foto: Abraham De Barros

La violencia que protagoniza los paisajes venezolanos fue retratada a través de tres monólogos en Postales de Caracas, obra teatral del director Daniel Dannery inspirada en el texto Lo escuché llorar en mi boca: Tríptico de Caracas del escritor venezolano Joaquín Ortega.

Encarar los conflictos de un país ciego que no afronta sus propias carencias, ni ataca la raíz de sus problemas, es la llave para intentar abrir alguna puerta del foso sin salida en el que parece estar sumergida Caracas, o al menos es el grito que arroja la dirección del montaje y que se acentúa con un llamado a tomar conciencia que solicita el cantante a todo el público de manera directa al terminar la obra.

*Publicado originalmente en www.el-teatro.com.

 

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