El presidente de Diálogo Interamericano dibuja una tormenta perfecta en la que se combinan la explosión social por la muerte de George Floyd, la pandemia y un presidente que provoca la polarización.

Fundado en 1982, cuando América Latina aún estaba plagada de dictaduras y gobiernos autoritarios, el Diálogo Interamericano se propuso promover la gobernabilidad democrática, la prosperidad y la equidad social por medio del análisis y el intercambio político.

Su presidente actual, Michael Shifter, reconoce los innegables avances pero ahora, con la mirada puesta en la ola de protestas que ha sacudido Estados Unidos a raíz de la muerte —asesinato, lo llama él con todas sus letras— de George Floyd, advierte que “hemos vuelto a tiempos más complicados y preocupantes”.

Siendo América Latina y el Caribe el foco mayor del trabajo de este centro de análisis de políticas públicas con sede en Washington —de tan largo recorrido y con una membresía muy variada de más de un centenar de líderes políticos, de negocios y de medios—, Shifter sintió la necesidad de pronunciarse, en un mensaje especial en la página web del Diálogo Interamericano, en la que apunta que “el asesinato inadmisible de George Floyd por la policía de Minneapolis (…) fue un nuevo llamado de atención sobre los problemas sistémicos, incluyendo la injusticia racial profundamente arraigada, que persisten en Estados Unidos”.

“Yo no podía, y el Diálogo Interamericano tampoco, quedar en silencio, callado, sin expresar la gran preocupación que esto causa”, comenta para El Observador desde la capital de Estados Unidos.

¿Cuál es la visión que usted y el Diálogo Interamericano tienen de estas protestas?

Yo creo que lo que ha pasado y lo que sigue pasando es un punto de inflexión en los Estados Unidos donde los reclamos y  las demandas legítimas se han acumulado por muchos años. Y esto explotó en este momento porque coincide con la pandemia que ha producido más de 100 mil muertos y más de 40 millones de  desempleados. La gran mayoría de los muertos de la crisis sanitaria que se desató son afroamericanos y latinoamericanos también y todo esto combina con un presidente al que le encanta y aprovecha la polarización, que está haciendo lo que pueda para lograr la reelección en noviembre. Estos factores se han combinado para generar un fenómeno de protestas que no hemos visto hace muchos años. Ha habido, por cierto, algo de violencia y de saqueos también, pero creo que la mayoría de las marchas han sido pacíficas, ejerciendo los derechos de la libertad de expresión. En algunos casos, como dije en la declaración, se ha encontrado un uso excesivo de la fuerza por parte de la policía y el llamado del presidente Trump a utilizar las fuerzas armadas, que es realmente repugnante.

Sobre el despliegue de las fuerzas militares se desmarcó de forma pública, el secretario de Defensa, Mark Esper, ¿eso es inédito?

Todo es inédito y lo que está haciendo el presidente es también inédito y genera respuestas del tipo del general (James) Mattis que son inéditas, nunca recuerdo algo parecido. En lo de Mark Esper hubo un desacuerdo sobre la utilización de las fuerzas armadas en esta situación doméstica, pero lo de Mattis es más profundo, más fuerte, que lo de Esper. Mattis, que fue secretario de Defensa, salió de la administración Trump por el retiro de tropas de Siria, y ahora produjo este mensaje muy duro, que yo comparto.

James Mattis, ex secretario de Defensa de EEUU.

Mattis, en un texto publicado en la revista The Atlantic, expresa que Trump es el primer presidente de Estados Unidos “que no trata de unir a los estadounidenses, que ni siquiera pretende intentarlo”. El general retirado, de 69 años, confiesa que ha seguido los acontecimientos en su país con “ira y consternación”, consecuencia de tres años “sin un liderazgo maduro” y pide “hacer responsables a los que están en el poder que se quieren burlar de nuestra Constitución”.

En el mensaje que publicó en el Diálogo, usted indica que hay mucho trabajo por hacer. ¿A qué se refiere?

Trabajo por hacer tanto en América Latina como en Estados Unidos. Esta crisis ha desnudado la fragilidad de Estados Unidos. Mucha gente pensaba que era mucho más fuerte, con instituciones y Estado de derecho, que resistía a un presidente que actuaba de esta manera. Obviamente, es más frágil. La tarea pendiente es fortalecer el Estado de derecho en Estados Unidos y trabajando con colegas y amigos en la región, para  superar estos niveles de inequidad y desigualdad que han sido un problema por muchos años, lo que ha sido acentuado con esta crisis de coronavirus. La brecha es más grande, y eso es lo que está en los orígenes del Diálogo Interamericano. No se trata de desconocer los avances pero se ha revelado que hay tareas pendientes que debemos trabajar juntos para atender estos grandes problemas.

Las estadísticas indican que la población negra tiene más probabilidades de ser víctima de la violencia policial, que tienen una peor calidad de vida, pero hay gobiernos federales y el país eligió a un presidente afroamericano, ¿qué ha sucedido?

El problema es mucho más profundo. Hay que reconocer que ha habido un presidente afroamericano, un fiscal afroamericano, un secretario de Estado… los cargos más altos en la sociedad, pero esto no es suficiente, porque los problemas son de tal magnitud y complejidad que requieren  trabajo en el terreno, en las comunidades y a veces los decisiones al más alto nivel no llegan a las comunidades. Eso es lo que demuestra esta coyuntura, que no es decir que no ha pasado nada, que es lo mismo de siempre… no es cierto. Al mismo tiempo, no podemos ser complacientes. Ya tuvimos un presidente afroamericano y eso lleva a pensar que estamos bien, creo que ha habido algo de esto, de que ya llegamos a esa condición igualitaria racial. Las cifras demuestran que no es así,  es más profundo, más complejo. La esperanza que yo tengo, y la gente en este país, es que esta crisis y la coyuntura de las protestas pueden incentivar una mayor participación ciudadana para impulsar los cambios fundamentales pendientes y cambiar la cultura racista que hay en muchas policías en Estados Unidos

El expresidente Barack Obama en una conferencia virtual esta semana dijo que esta es una situación inédita, ¿qué la hace inédita para usted?

Yo creo que es inédito por lo que hay detrás de ella. Primero por lo sostenido que es: Floyd fue asesinado el 25 de mayo y estamos en el 5 de junio y siguen; es masiva, es diversa, no son todos afroamericanos, hay muchos blancos, la mayoría  jóvenes, también gente mayor, entonces yo creo que realmente ha despertado a mucha gente a diferencia de los casos de muertes de otros afroamericanos, porque combina esa imagen terrible que todo el mundo ha visto, de asfixiar a ese señor, que no puede respirar. Yo creo que es la tormenta perfecta, la combinación de muchas cosas, que ha despertado algo que nadie esperaba, que es producto de mucha frustración, de mucha indignación por muchos años. El mensaje del presidente Obama es que esta rabia se debe canalizar para fines productivos, para mejorar el país. Ojala que ese sea el resultado

Tanto en su mensaje del diálogo como ahora lo llama asesinato, ¿es así cómo hay que llamarlo?

Lo mató, lo mató, si uno mata al otro… yo creo que es un asesinato, basta ver la imagen, no es que murió por infarto, este señor lo mató, por eso lo dije como es.

Lo otro inédito, propio de esta época, es la  filmación de los hechos y su difusión…

Un video dramático, con todos los elementos, un policía asesino, rodeado por tres policías pasivos y  de gente reclamando que no puede respirar. Captó un drama muy fuerte, muy poderoso, que ha tenido un efecto y que es parte de la explicación de las protestas masivas que siguen hasta ahora.

En el medio de esta crisis se han pronunciado los expresidentes Jimmy Carter, George W. Bush, Obama, ¿pudiera pensarse que los exmandatarios tenían un papel más discreto?

No, en momentos dramáticos del país los expresidentes expresan su punto de vista. Lo que es totalmente inédito es que hay una crítica durísima implícita contra la política de Trump. Una cosa es expresarse y tratar de bajar el tono que es que los expresidentes hacen, y otra cosa es esto, que es básicamente un desafío al presidente por su manera de polarizar la situación, al echar gasolina al fuego. Es  una crítica muy clara y muy dura contra el presidente actual.

La política de confrontación y división de Donald Trump, tanto en este caso como en el de la pandemia, ¿qué riesgos supone para Estados Unidos?

El riesgo de crear un ambiente que conduzca a la violencia, al enfrentamiento. Ese es el miedo que genera. Él está haciendo todo para dividir el país y aumentar la tensión, que no ha explotado de manera muy violenta, pero es un riesgo potencial que él aumenta porque lo maneja como un show. Su fama viene del reality show pero esto no es un un show, es la realidad. Él está en la Casa Blanca porque utilizó esa estrategia en 2016 y ganó, y en algo que era totalmente improbable llegó a la Casa Blanca con ese mensaje polarizante. Desde su punto de vista le ha funcionado, le funcionó y piensa que le funcionará en 2020. Yo no estoy seguro de que tenga éxito porque ya hemos tenido a Trump  por tres años y medio. En su cabeza, y en su mente, él cree que le funcionará  para derrotar a Joe Biden, en noviembre

¿Imagina entonces una campaña electoral muy tensa en Estados Unidos?

Durísima, tensa, fea, muy fea, no ha empezado todavía, pero va a ser muy fea .Va a acusar de todo a Biden, Trump tiene mucho dinero, y él no quiere que sea un referéndum sobre él, quiere que sea un referéndum sobre Biden, y dirá que Biden es viejo, que está con alzheimer y todo esto. La gente está preparándose para esa campaña.

Publicado originalmente en elobservador.com.uy

 

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