Quizás volverán a aparecer los autocines y las bandejitas que se acomodaban en las ventanas de los vehículos, donde servían comida las fuentes de soda.

Una importante discusión está planteada en el mundo acerca de la vuelta a la normalidad después de la pandemia. Muchos artículos interesantes se han escrito y más tinta será vertida. Hay diferentes aproximaciones. En lo que todo el mundo coincide es que volveremos a una ‘nueva’ normalidad. Y es importante agregar que lo haremos en dos tandas. La primera mientras no se descubra la vacuna y la segunda después de ello.

La segunda, la que parece más lejana pero más definitiva, aún está en veremos, pues aún no se sabe cuándo y si la vacuna será 100 % efectiva o será como la de la gripe o influenza que nos protege a medias de la enfermedad, asunto que no es grave pues la letalidad y el índice de transmisión es muy bajo comparado con la del SARS-CoV-2. Vivir con el Covid-19 sin estar 100 % seguro de no ser infectado traerá muchos cambios en la manera de comportarse el ‘día después’.

Mientras eso sucede, los líderes mundiales están balanceando el impacto fatal del coronavirus liberado en China, con el impacto económico que causará esta pandemia. Cómo evitar otra Gran Depresión, que ya ha sido prevista como una probabilidad por el FMI, es lo que preocupa o al menos debe preocupar a los líderes mundiales.

En los países desarrollados se habla de ‘abrir el país’ a  los negocios, a la producción, al trabajo. En esto está empeñado el mandatario norteamericano, Donald Trump. Sin embargo, sin al menos unos sistemas de análisis o test rápidos y confiables, la reducción del ‘distanciamiento social’ necesario para que la economía despegue provocaría la generación de una segunda ola de contagio en la población y así sucesivamente. Por esa razón, muchos gobernadores estadounidenses han advertido que ellos no podrán ‘abrir’ sus estados si tales tests no están disponibles.

La existencia de tests rápidos y seguros permitiría chequear regularmente a los empleados de una oficina o negocio, así como a los obreros de una fábrica o construcción, o hacer estudios aleatorios en urbanizaciones y barrios. De ser así, entonces se podrían detectar a los portadores del virus que son asintomáticos, que son una proporción grande del total, y aislarlos, ya que son los que más promueven el contagio. Los tests que determinen si el individuo ya tiene los anticuerpos que lo hacen inmune, facilitaría mucho la vuelta al trabajo, en especial cuando estemos seguros sobre la temporalidad de dicha inmunidad.

Mientras tanto, las personas tratarán de evitar concentraciones innecesarias y esto golpeará, entre otras, a la industria del entretenimiento, la hotelería y la restauración, las cuales por cierto concentran cerca de 11 % de la fuerza laboral en los EEUU. ¿Quién querrá ir a las salas de cines, a una discoteca, a un concierto, al partido de su equipo favorito o incluso a un museo? ¿Quién saldrá a un bar o a un restaurante o asistirá a una fiesta?  ¿Quién se atreverá a pasear por un centro comercial, tomar el metro o un autobús o incluso ir a un servicio religioso si no sabe si es inmune? Claro que hay unos que lo harán por creerse invencibles y otros, los trabajadores mayormente, por necesidad; pero una buena proporción preferirán quedarse en casa y evitar ser contagiados. Y esto será un golpe mortal para los negocios vinculados con el entretenimiento, incluyendo las tiendas de venta al detal.  Lo que a su vez golpeará en cadena a otras industrias y sectores económicos.

Podríamos encontrarnos con una situación que potenciará la venta por internet, que ya venía haciendo estragos sobre las tiendas de venta directa, así como con el cine y las disqueras. Muchas oficinas pasarán a trabajar a distancia y las famosas reuniones de trabajo cederán el paso a las reuniones virtuales. Pero hay asuntos que no se pueden hacer por internet como ir a una fiesta, a un restaurante o a un pub. Habrá que inventar o reinventar.

Uno de los asuntos a los que tendremos que acostumbrarnos es a que en cada casa, en cada hogar, se concentrará el trabajo, la diversión y la familia. Asuntos que estaban separados espacialmente. Esto será un cambio muy importante que podrá transformar la vida en el planeta.

Quizás volverán a aparecer los autocines y las bandejitas que se acomodaban en las ventanas de los vehículos, donde servían comida las fuentes de soda.

Al final todo dependerá de la velocidad y eficiencia con la que trabaje la ciencia para controlar y dominar esta pandemia.

Nota: Aún con los avances de la ciencia en el control de la pandemia, para la recuperación de Venezuela es condición sine qua non la salida de Maduro y su ‘corte de los milagros’, o ‘pranato’.

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