PelÃculas contemporáneas como Matrix o Inception, historias que abordan cuestiones casi metafÃsicas —pero de forma accesible para el público, casi mainstream— encendiendo en la mente del espectador una chispa que termina transformándose en decenas de cavilaciones que completan el largometraje fuera de la sala. Enmarcada en esta onda nos llega Interestelar (Interstellar), la nueva pelÃcula de ciencia ficción de Christopher Nolan que intenta conciliar temas que parecen divorciados como lo son la ciencia y las relaciones humanas. Un largometraje que ha divido por completo a la crÃtica y que, independientemente de su controversia, logra lo que se plantea: que el espectador salga movido de la sala cuestionándose muchÃsimas cosas.
La historia se desarrolla en un futuro aparentemente cercano donde el mundo se ha quedado sin recursos para sobrevivir, dedicándose por completo a la cosecha y dejando a un lado la exploración del espacio y el desarrollo de la tecnologÃa (los grandes culpables, de manera tácita, de dicha situación). En este contexto conocemos a Cooper (Matthew McConaughey), un antiguo piloto retirado y viudo, que vive en una casita en medio de un gran sembradÃo de maÃz junto con su pequeña hija Murph (Mackenzie Foy), su hijo adolescente Tom (Timothée Chalamet) y su suegro Donald (John Lithgow). Juntos conforman una familia humilde y que se dedica a proteger su terreno de un extraño fenómeno natural que azota el planeta (una suerte de tormenta de arena que merma las cosechas). Su vida transcurre en una rutina caótica por sobrevivir, hasta que un dÃa padre e hija detectan una anomalÃa en la arena que trae el viento. Movidos por su curiosidad, ambos terminan descubriendo —sin querer— la locación secreta de la extinta NASA. Gracias a este evento, Cooper es seleccionado para pilotar una misión casi suicida: viajar al espacio para conseguir un nuevo planeta donde los seres humanos puedan asentarse. Esto trae como consecuencia un roce terrible entre el padre y sus hijos, dando paso a una pelÃcula espacial con tintes dramáticos e intimistas que la transforman en algo más que un film de ciencia ficción.
Cargada con un halo enorme de solemnidad en su puesta en escena y con toda la fama que posee Nolan, Interestelar es una pelÃcula que atrapa desde su primer plano. Lastimosamente, su guión la hace moverse entre polos opuestos de manera magistral y aparatosa al mismo tiempo, teniendo su pico en toda la puesta en escena en el espacio y las relaciones entre Cooper y su hija, pero perdiendo fuerza al querer ligar hechos cientÃficos con algo como el amor. El resultado es un intento de emular lo que hizo Sntaley Kubrick en 2001, una odisea del espacio y Andrei Tarkovsky en Solaris —pelÃculas a las que homenajea, vale la pena acotar—, pero que no logra conjugar tan bien como sus maestros al querer ser crÃptico y entendible al mismo tiempo. Con Intersetelar Nolan repite el error de la última pelÃcula de su trilogÃa de Batman: una puesta en escena casi perfecta, pero cuyo guión posee incongruencias —a nivel dramático y cientÃfico— que terminan echando por tierra la credibilidad de algunos momentos de la trama.
Tal vez, su principal problema sea el de haberse hecho preguntas demasiado grandes para responder en una sola pelÃcula, interrogantes que tal vez merecÃan otro tipo de historia para ser contestadas (o, siguiendo la onda de Kubrick y Tarkovsky, dejar que el espectador busque sus propias respuestas). Con todo y que es la pelÃcula más densa de Nolan —tanto estética como narrativamente— termina diluyéndose al simplificar demasiado las cuestiones que plantea (hasta el punto de hacernos sentir que la pelÃcula se resuelve por Deus Ex Machina). Mientras que en Inception salimos con la cabeza hecha un lÃo preguntándonos qué es real y qué no, en Interestelar salimos aturdidos luego de una complicada explicación cientÃfica intentando llenar los huecos de su argumento, dejando por fuera las cuestiones principales que la pelÃcula plantea, pero que no termina de desarrollar (ni de excitar en la imaginación del público para que este termine de descubrir la historia que se esconde detrás del viaje espacial). Sin caer en spoilers, su final no posee la sutileza de Inception o Memento, decantándose por algo más clásico, polÃticamente hablando correcto y casi complaciente, restándole muchÃsima fuerza a una premisa que se abrÃa para decenas de lecturas.
A pesar de sus fallas, la música alucinante de Hans Zimmer (que por fin salió de su zona de confort), la fotografÃa —tanto en la tierra como en el espacio— y toda la propuesta estética de Nolan la elevan como su pelÃcula —visualmente hablando— más poderosa. Por otro lado, el elenco le suma muchÃsimos puntos, teniendo momentos épicos en pantalla cortesÃa de Anne Hathaway, Michael Caine, Casey Affleck, Jessica Chastian y Matt Damon, aunque la intervención de la mayorÃa de ellos en la historia se queda corta, dejando al espectador un poco picado. Algo que tampoco hace mucho ruido gracias a que Matthew McConaughey termina acaparando por completo toda la atención del espectador, por su caracterización y las complejidades que envuelven a su personaje, dejando en un segundo plano a todo el resto del elenco.
Interestelar es de esta pelÃculas amor-odio a las que la publicidad ha terminado intoxicando. Los amantes de Nolan dicen que es la nueva 2001, una odisea del espacio, sus detractores sostienen que es su peor pelÃcula. Para mÃ, ni lo uno ni lo otro: no es su mejor pelÃcula, pero sà la más fuerte a nivel visual. No es Kubrick, pero sà es de los grandes filmes de ciencia ficción del cine contemporáneo gracias a su puesta en escena. Lo mejor es ir a verla sin ningún tipo de sugestión ni fanatismos y disfrutarla como la experiencia que es. Lo importante es que, independientemente de la postura de la crÃtica, Nolan logró, una vez más, hacernos pensar y eso ya es algo de lo que pocos realizadores pueden ufanarse hoy en dÃa. Sólo queda esperar que su próxima pelÃcula regrese a sus raÃces narrativas, dejando a un lado la intoxicación estética y, por ende, la complacencia con los estudios. Queremos de Nolan más pelÃculas como Following, Memento o Inception: filmes que traen más preguntas que respuestas, algo en lo que Nolan es especialista cuando se lo propone.
Lo bueno: la propuesta visual en el espacio es alucinante. Matthew McConaughey, como siempre, se roba el show. La música de Hans Zimmer le suma muchÃsimo a la puesta en escena. Todos los guiños a Kubrick y Tarkovsky. Su premisa es sencilla, pero interesante.
Lo malo: la primera media hora es lenta y no terminas de creer del todo el universo narrativo que plantea. Algunos diálogos son demasiado expositivos o poco reales. Los huecos dentro de la trama agujerean todo el basamento cientÃfico que la sostiene. El epÃlogo queda flojo.
Publoicado originalmente en http://globovision.com/interestelar-un-viaje-interior-en-el-espacio/
A continuación vea el trailer:
Un buen análisis de Luis Bond sobre un film polémico.