Timur Vermes y Ha vuelto
El escritor alemán Timur Vermes nos hace reflexionar sobre el peligro de que se repita el nazismo en el siglo XXI.

A Adriana María Sánchez S., gran estudiosa de la Segunda Guerra Mundial

“Si una vez ocurrió, puede volver a suceder”

Primo Levi (1919-1987), superviviente de Auschwitz

El alemán Timur Vermes (nacido en 1967) con su novela Er ist wieder da, traducida en 2013 al castellano como Ha vuelto, ha hecho uno de los estudios más inteligentes, desde la narrativa, sobre las posibilidades actuales del nazismo. Empleo la edición de Editorial Planeta Colombiana (primera reimpresión: septiembre de 2013), con traducción de Carmen Gauger.

En esta novela, Hitler despierta en la Alemania de nuestros días, sin que sepamos la causa. Vuelve con su apariencia y uniforme, hediondo a la gasolina que él mismo pidió se aplicara a su cadáver el 30 de abril de 1945, para quemarlo una vez ocurrido su suicidio.

Se le toma como un comediante, excelente imitador de Hitler. Y de ese modo llega a la televisión y el reconocimiento popular, incluyendo el coqueteo de los partidos políticos. Su público le escribe cartas. En una de ellas, un criador de perros hace la consulta más disparatada: “De ahí mi pregunta: ¿Cuál es la mejor raza canina del mundo? ¿Cuál es la peor? ¿Y quién es el judío entre los perros?” (p. 227)

Lejos de ser una novela improvisada, viene acompañada de notas que ayudan a conocer algunos personajes. Vermes ha estudiado a fondo la biografía de Hitler. En la novela, el Führer evoca incluso a quien le enseñó a conducir automóvil. El autor está tan bien documentado sobre detalles triviales e históricamente relevantes de Hitler, que la novela se hace totalmente creíble. El discurso de Hitler y su personalidad son captados con gran precisión. El autor evade inteligentemente afirmaciones antisemitas de Hitler, que apenas aparecen como chispazos para hacer el texto más auténtico. La excusa para que Hitler no hable tanto de los hebreos es que su productora televisiva se lo prohíbe, bajo el argumento de que el tema judío no es gracioso.

Hitler se encuentra en el Siglo XXI con la televisión, la computadora (ordenador) y la Internet, que le impresionan particularmente y usa con fruición. Inquieta preguntarnos qué ocurriría si todas estas innovaciones tecnológicas e informáticas fuesen puestas al servicio del totalitarismo, tanto fascista como comunista. Muchos se quejan del espionaje de EEUU sobre ciudadanos de todo el orbe, pero afortunadamente estas posibilidades aún están en manos de un país democrático (sin por ello pretender justificarlas). Imaginar a un Hitler con este poder de comunicación y acceso de información aterra.

El carácter del genocida es captado con maestría. Uno de los rasgos que distingue a Hitler es la iracundia, acompañada de un gran egotismo. El Hitler redivivo afirma: “Hay que hacerlo todo con firme y fanática determinación. De lo contrario no se llega a ninguna parte.” (p. 164) Mantiene durante la novela una capacidad de observación y cálculo notables, las cuales compensan sus arrebatos de furia: “…En la vida cotidiana la serenidad —siempre unida como es natural, a una osada capacidad de decisión— es la que prevalece en la mayoría de las situaciones.” (p. 62) Cuenta con una gran percepción de las capacidades que tienen quienes les rodean, sus fortalezas y flaquezas, siendo lo más destacable el talento de Hitler para identificar quiénes le sirven mejor para sus fines. “…Esa misma cuestión de plantea con todos los genios: ¿Qué colaboradores elige?” (p. 194) Para este Hitler novelado, Napoleón habría caído precisamente por rodearse de incompetentes familiares. Entre los hábitos del Führer, además de su vegetarianismo y abstinencia alcohólica, figura en la novela la predilección por trabajar de noche y levantarse bien entrada la mañana, casi a mediodía: “Opino que por la mañana temprano sólo tiene que trabajar el panadero.” (p. 94)

Su comentario sobre el sistema tributario previo al nazismo valdría hoy día: “Con el dinero de los pobres se apaciguaba a los aún más pobres, para el bien de los ricos.” (p. 346) El problema redistributivo actual, donde la mayor tributación recae sobre el asalariado de clase media en la economía formal, indudablemente motivaría el ascenso de un líder carismático que prometa reformas. Hitler está convencido de su capacidad para movilizar a las masas: “El violín del Führer es el pueblo.” (p. 193)

Al ver las actuales instituciones europeas, este Hitler desprecia el euro. Sobre la Unión Europea afirma: “…Esa alianza infantil, lo que llevo a que prácticamente todos pertenecieran a ella, incluso los más subdesarrollados pobladores de las regiones marginales europeas. Pero cuando todo el mundo está en el mismo club, ya no significa nada especial ser socio.” (p. 135) Lee con agrado un chiste publicado en la prensa alemana: “Un portugués, un griego y un español van a un burdel. ¿Quién paga? Alemania.” (p. 174) En Europa nacieron las dos guerras mundiales e indudablemente de los problemas internos de Europa puede venir otra terrible conflagración mundial.

Una de las escenas más formidables de la obra ocurre cuando la secretaria del supuesto imitador de Hitler presenta su dimisión. La joven ha descubierto que la familia de su abuela fue exterminada por su origen hebreo, bajo el nazismo. Hitler defiende que el nazismo fue elegido bajo comicios electorales y dice esta frase que resuena atronadora en medio de lo que está ocurriendo en naciones que hoy día han elegido la dictadura mediante voto democrático, como es el caso venezolano:

O había un pueblo entero de canallas… O lo que ocurrió no fue una canallada sino la voluntad de un pueblo.”  (p. 301)

El libro se pasea por la actualidad alemana y por su historia reciente. Hitler se sorprende en especial por la inmigración turca y presencia la burla a esos inmigrantes desde programas humorísticos en televisión.

Lejos de ser un simple ejercicio narrativo, hay un peligro real de que vuelva a ocurrir un régimen nazi. Para mi sorpresa, en el diario del 26 de abril de 2014 me he encontrado con que ese tema es parte del actual problema ucraniano:

Desde su oficina, encima del centro comunitario judío más grande del mundo, Shmuel Kaminezki, el rabino principal en esta ciudad del este de Ucrania, ha seguido con consternación las afirmaciones rusas de que Ucrania está ahora en manos de extremistas neonazis; y ha pasado apuros para calmar a su madre de 85 años de edad y presa del pánico en Nueva York. (…) El presidente de Rusia, Vladimir Putin, añadió su propia voz al alarmismo en un discurso en el Kremlin el 18 de marzo [de 2014], cuando describió el derrocamiento de Viktor Yanukovych de Ucrania como un golpe armado ejecutado por «nacionalistas, neonazis, rusófobos y antisemitas», que «continúan estableciendo el tono en Ucrania en estos días.”

Diario Portafolio, Colombia, 26/04/2014,  p. 14 – traduciendo a su vez un artículo de Andrew Higgins en The New York Times.

La gestión de la propaganda por el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, intentando convertir incluso a los niños en autómatas chavistas, aplica las técnicas de Hitler en la novela y emula las prácticas de Fidel Castro, quien en Cuba ha construido el más longevo y mediocre totalitarismo contemporáneo:

…Ya no piensan lo mismo que antes. Y eso es todo lo que hay que conseguir. Lo demás viene con la constante repetición.” (p. 160)

 carlosurgente@yahoo.es

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