Una manera de estimar la magnitud de la crisis en la que se encuentra envuelta una persona o una nación, consiste en mirar aquello a lo que no le está prestando atención. Si una persona abandona totalmente su aseo e higiene personal ha de ser porque está muy enferma fÃÂsica o mentalmente. En medio de su enfermedad, aquello que es importantÃÂsimo para cualquiera otro, se vuelve un pequeño detalle
Uno de los tantos graves asuntos que a los venezolanos se nos está volviendo un pequeño detalle, es el de la productividad de nuestra economÃÂa. ¿Quién le está prestando atención a eso? Resulta que según lo muestra un estudio reciente del Banco Interamericano de Desarrollo, la brecha de productividad (rendimiento o producto por trabajador) entre Estados Unidos y la América Latina se ensanchó notablemente entre 1960 y 2005. En el caso venezolano -de los más dramáticos- nos hicimos menos productivos en 45% durante ese perÃÂodo. Ni imaginarse lo que habrá variado desde 2005 para acá esta situación. El aumento de la productividad es una condición indispensable para permitir el incremento sostenido de los salarios y el ingreso, y es por tanto fundamental para superar la pobreza.
Algunos paÃÂses de la región, notablemente Colombia, Brasil, Chile y Perú, están haciendo esfuerzos importantes en la materia: mejorando el clima para la inversión y los negocios, invirtiendo en infraestructura, ampliando la cobertura y calidad de la educación, desarrollando las tecnologÃÂas de la información y de las comunicaciones, fomentando la bancarización, modernizando los sistemas tributarios, fortaleciendo los marcos jurÃÂdicos y protegiendo los derechos económicos de los privados, haciendo más transparente toda la gestión de gobierno. Todas estas reformas, terminan impactando no solamente la productividad sino también la calidad de vida de la gente. En los paÃÂses mencionados, los efectos de atender esos pequeños detalles se están sintiendo.